Foto: Ireri Piña

Morelia, Michoacán.- Seguimos siendo asesinados y exigimos a las autoridades todo el peso de la Ley contra los crímenes de odio y cualquier acción de violencia y discriminación hacia la comunidad Lésbico, Gay, Transexual y Bisexual (LGTB), exclamó el representante del colectivo “Michoacán es Diversidad”, Raúl Martínez Rojas.

Lo anterior al término de la marcha contra la homofobia que partió del Jardín Morelos hasta la Plaza de Armas, donde se aglutinaron cientos de personas de la comunidad LGTB para celebrar su sexualidad y exhortar a las autoridades que dicen, continúan sin incluirlos en los planes de desarrollo.

Otra de las demandas de la comunidad LGTB fue la de educación sexual desde la infancia, así como el diálogo y la información correspondiente para que desde niños se aprenda a no discriminar a quienes prefieren vivir su sexualidad de manera distinta a la de otras personas.

Con pancartas, cartulinas, carros alegóricos, música, baile, consignas y banderas arco iris, demostraron a los morelianos que el hecho de tener preferencias sexuales distintas no los hace “delincuentes” y pidieron a la sociedad no ser señalados y perseguidos por ello.

Las lesbianas, gays, transgénero y bisexuales, acusaron incluso a elementos de seguridad pública que por las calles les gritan “joto”, les dicen “hombres vestidos de mujer” lo que dijeron, es señal de falta de educación y desconocimiento de la realidad de otras personas.

Además, un grupo de chicas lesbianas tomaron la palabra para denunciar acoso de parte de algunos ciudadanos que dicen, no terminan de entender y aceptar su sexualidad: “en la calle si vamos agarradas de la mano nos avientan, nos gritan ofensas e incluso nos han llegado a lastimar”.

“A mí por ejemplo, en la universidad me aventaron una botella de agua que me pegó en la cabeza y me golpearon en la espalda, cuando un hombre me piropeó y al darse cuenta de mi condición transgénero sintió herido su ego, su única reacción fue golpearme”, cuenta Irene.

Otra de las dificultades a las que se enfrenta la comunidad LGTB, es la familia, que muchas veces tampoco acepta las condiciones de sexualidad distinta de sus hijos y en ocasiones hasta les piden ir al psicólogo para que se “curen”

“Yo no me puedo acercar a la casa de mi novia, ni siquiera al barrio tendría problemas graves si su familia o vecinos me ven por ahí”, platica Ted, una chica lesbiana, pareja de Clara, quien lamenta que su relación tenga que ser en secreto y no a la luz como ellas quisieran.

Es entonces que la comunidad LGTB, ha decidido emprender una serie de acciones para informar a la sociedad sobre las condicione en las que deben vivir; con el objetivo también de ser aceptados e incluidos en la sociedad.

Ireri Piña es licenciada en Periodismo, reportera de Educación, Turismo, multifuente. Contadora de historias y causas sociales; michoacana, moreliana