Recientemente la región española oriental de Cataluña proclamó su independencia del resto del estado hispano, abriendo una serie de debates acerca de la legitimidad y legalidad que tuvo el referido acto.
Para empezar a ese acto le precedió otro igual de polémico, un referéndum no autorizado por el gobierno nacional pero promovido por el gobierno regional catalán acerca de si la población estaba o no de acuerdo con la idea de la independencia.
Además de que no era un acto administrativamente válido, se acusó a las autoridades catalanas de inflar urnas para favorecer el Sí a la independencia, por lo mismo muchos catalanes defensores de la unidad con España decidieron no participar.
Pero sin lugar a duda lo que más impactó tanto a España como a la comunidad internacional fue la actuación del gobierno español dirigido por Mariano Rajoy. El cual decidió aplicar una política de represión directa contra todas las autoridades que ayudaran en la realización del referéndum el día primero de octubre. El saldo fue de más de 700 heridos durante la jornada de votación, de los cuales muchos eran personas de edad avanzada.
Ciertamente tanto la conducta del gobierno Catalán como la del gobierno nacional de España fue bastante torpe e imprudente, por la parte catalana resulta muy incomprensible que las autoridades locales, por muy pro independentistas que fueran, hicieran un acto administrativo inválido que además de cierta forma carecía de legitimidad pues muchos catalanes tanto defensores como adversos de la independencia lo consideraban una treta que realmente estaba completamente predeterminada en los resultados por las autoridades locales, por el lado del gobierno central español, la actuación fue aún más torpe ya que en lugar de simplemente dejar a las autoridades continuar con el acto y poder así haberlos multados e incluso usar la mencionada acción para exhibir al gobierno catalán como un gobierno infractor de la ley, decidieron recurrir a la represión que finalmente terminó por martirizar a los votantes en el referéndum, lo cual desde luego no le conviene al gobierno español frente a la comunidad internacional.
Pero independientemente de la postura que cualquier persona pueda tener respecto al movimiento independentista catalán, se debe reflexionar muy bien la idea de lo que es la obtención de la independencia a modo general.
Realmente se tiene un concepto demasiado idealizado de lo que es la independencia en la actualidad, usualmente se asocia a gestas heroicas de personajes “valientes” o “nobles” que luchaban por un causa justa en algún territorio, o hasta incluso la lucha no de personajes sino de pueblos enteros que buscaron por todos los medios la “libertad” que la independencia les brindaría, pero francamente la historia de las luchas independentistas es algo más compleja.
Muchas naciones obtuvieron sus independencias no por la lucha por la libertad o por alguna causa justa, sino que fue más bien por otras razones no tan nobles, incluso hubo hasta países que obtuvieron su independencia más por por la intromisión de alguna potencia extranjera que por la propia voluntad de su gente, pero sea cual sea la razón que en verdad detone las independencias hay algo que no debe perderse de vista, cuando se logra la independencia, ajenamente a la razón que la propició, siempre existe un factor común, el factor de la coacción, es decir el uso de la fuerza para mantener en pie la independencia en el territorio.
Y mientras ese factor no se tenga, la independencia del territorio que sea simplemente quedará en una idea o una ilusión, como es precisamente el caso de Cataluña. Si por ejemplo el referéndum si hubiese sido aprobado por las autoridades nacionales españolas y el Sí hubiera ganado limpiamente, formalmente España estaría reconociendo a Cataluña como estado independiente y por ende dejaría de ejercer fuerza de coacción sobre el territorio catalán, permitiéndoles ahora a las autoridades catalanas ser el único monopolio legal de la violencia en ese territorio.
Otro ejemplo, tomando ese mismo caso, es que el pueblo catalán se alzara en armas contra las autoridades españolas, como hicieron las antiguas colonias americanas, y de alguna forma forzará tanto militar como políticamente al gobierno español a reconocer la independencia, pero como sabemos eso tampoco ocurrió.
En pocas palabras la independencia como tal solo puede ocurrir de dos formas, o con una negociación que implica el pleno consentimiento de la autoridad suprema de un territorio, o a través de la lucha armada. Por ello discutir en este momento la validez del movimiento independentista catalán carece algo de sentido, ya que las dos vías mencionadas para lograr en términos reales la independencia están fuera del alcance de los catalanes por el momento.
Finalmente también hay que ser conscientes que no siempre todas las independencias se gestan bajo la misma validez, debido a que como ya se mencionó, las razones reales de independencia pueden ser muchas y por lo mismos varias de esas razones pueden incluso hasta ser poco idealistas.