La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, indica que las mujeres con implantes que no estén experimentando problemas deben continuar con su cuidado de rutina y no necesitan retirárselos
Casi todos los casos del extraño cáncer que se ha asociado a los implantes de seno —linfoma anaplásico de células grandes— incluyen a los implantes que tienen una superficie texturizada.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) indica que las mujeres con implantes que no estén experimentando problemas deben continuar con su cuidado de rutina y no necesitan retirárselos. Sin embargo, si hay síntomas como dolor en los senos, inflamación, acumulación de líquido o nódulos, deben prestarles atención.
No todos los doctores saben cómo tratar los problemas con los implantes de senos, según comenta Steven Teitelbaun, un cirujano plástico en Santa Mónica, California. “Si el médico no muestra un dominio real del tema, acude a otro”, recomendó. “No quieres tratarte con alguien que actúa como si no pasara nada o parece confundido”.
Para detectar el linfoma, los especialistas usan el ultrasonido (no una mamografía) para buscar líquido y, si lo encuentran, lo drenan y analizan la presencia de una sustancia llamada CD30, que es un signo de la enfermedad.
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Si la prueba de CD30 resulta positiva, por lo general se requieren imágenes de resonancia magnética y otros exámenes para determinar la etapa del cáncer.
El primer paso del tratamiento debe ser retirar los implantes: ambos, incluso si parece que solo uno está causando el problema, y quitar completamente las cápsulas de tejido de cicatrización que se forman alrededor de ellos. Si las cápsulas no se extirpan, el cáncer puede quedar latente o regresar, y el pronóstico empeora.
Incluso si se usan los implantes por razones cosméticas, algunas compañías de seguros cubren la cirugía para retirarlos si se desarrolla linfoma, pero el cirujano debe aclarar muy bien el motivo y elegir los diagnósticos adecuados.
Los médicos informan que en cerca del 85 por ciento de los casos la enfermedad no se ha extendido más allá del tejido que rodea el implante y al parecer basta con la cirugía para curarla. Una vez libres de la enfermedad, algunas mujeres incluso optan por nuevos implantes.
No obstante, si el linfoma se ha extendido, se necesitará quimioterapia y quizá radiación. Unas cuantas mujeres han tenido un cáncer tan agresivo que han requerido quimioterapia en dosis altas y trasplantes de células madre. En todo el mundo han muerto una decena de pacientes por este tipo de cáncer.
En las mujeres con implantes de seno que no les dan problemas, el cuidado normal debe incluir mamografías de rutina realizadas por un técnico capacitado para lidiar con implantes, según recomienda la FDA. En las mujeres con implantes de silicón el cuidado de rutina también debe incluir un escáner por resonancia magnética para detectar cualquier ruptura del implante, un primer escáner cuando hayan transcurrido tres años de la cirugía y estudios de seguimiento cada dos años.