Morelia, Michoacán.- Uno de los fenómenos migratorios más grandes del mundo ya llegó a Michoacán y el próximo sábado 17 se hará la bienvenida y apertura oficial de los santuarios de la mariposa monarca en la entidad, en los municipios de Ocampo y Senguio en el oriente michoacano.
Para la temporada 2018-2019 se pronostica un 60 por ciento más de mariposas que el año pasado, debido a que el trayecto de Canadá hacia México, no hubo ningún contratiempo que disminuyera la afluencia del lepidóptero.
Se estima que la afluencia turística supere el 10 por ciento en fines de semana a diferencia de la misma temporada del año anterior; pues además del santuario, se ofrecen atractivos turísticos como ex haciendas, aguas termales y los Pueblos Mágicos de Angangueo y Tlalpujahua, en este último está la feria de la Esfera.
A decir de la titular de la Secretaría de Turismo, Claudia Chávez López, los santuarios para el avistamiento de la mariposa monarca, ofrecen también servicios de alimentos con gastronomía típica de la región, venta y exhibición de artesanía y los recorridos que se hacen a caballo que tienen un costo extra, además de la entrada a los santuarios que es de 50 pesos con descuentos para adultos mayores y estudiantes.
El fenómeno migratorio de la mariposa monarca es considerado una de las bellezas naturales reconocidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad; y es justamente en Michoacán donde se encuentra el santuario más grande de México, en El Rosario, municipio de Ocampo, en el qué hay que recorrer montaña arriba para llegar hasta el bosque donde hibernan las mariposas.
Después de observar durante el recorrido las distintas bellezas naturales que ofrece el bosque michoacano y llegar a la cima, se podrán apreciar miles de mariposas revoloteando entre los visitantes y turistas, entre árboles y la vegetación propia del lugar.
Para vivir esta experiencia es necesario atender a las recomendaciones que se dan, la más importante es no llevarse ningún ejemplar de la mariposa monarca ya sea vivo o muerto, además de cuidar los pasos que se dan para no matarlas, pues ellas se posan incluso en la terracería del camino.