La antorcha, el mayor símbolo olímpico, desembarcó en Río de Janeiro hoy, a dos días de la ceremonia inaugural de los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica, y fue recibida por el alcalde Eduardo Paes, que no ocultó su emoción por un momento “muy especial” para esta ciudad brasileña.
Se trata de la etapa final de un recorrido por 324 ciudades brasileñas que comenzó hace tres meses en Brasilia, a donde llegó en avión procedente de Olimpia (Grecia).
La antorcha literalmente desembarcó en Río debido a que el alcalde la recibió de manos del regatista Torben Grael, uno de los mayores medallistas olímpicos de Brasil, quien la transportó en un velero que atravesó la Bahía de Guanabara procedente de Niteroi.
“Este es un momento muy especial para nuestra ciudad y nuestro país”, dijo el alcalde al recibir el símbolo olímpico en el embarcadero de la Escuela Naval, en el centro de la ciudad.
Paes fue el primero de las cerca de 600 personas que cargará la antorcha olímpica en los próximos días por diferentes calles de Río hasta su llegada en la tarde del viernes al legendario estadio Maracaná, escenario de la ceremonia inaugural y en donde el pebetero será encendido por una personalidad aún mantenida en secreto pero que muchos ya dan por hecho que será el exfutbolista Pelé.
El alcalde cargó la antorcha desde la Escuela Naval hasta una de las estaciones del VLT, el moderno y ecológico tranvía eléctrico que Río de Janeiro inauguró hace un mes como uno de sus principales legados olímpicos y que sustituirá numerosas rutas de autobuses que circulan por el centro de la ciudad.
Paes le entregó la antorcha a Rebeca Moraes dos Santos, una estudiante de una escuela pública de 15 años y quien paseó con la llama en el VLT hasta la plaza de la Cinelandia, en donde el relevo lo tomó el barrendero público Renato Sorriso, una de las personalidades más emblemáticas de esta ciudad.
Para más noticias dale Me Gusta a nuestra página