En algunas ocasiones, he podido estar cerca de candidatos a cargos de elección popular durante sus campañas, lo que me ha permitido apreciar “de todo”, por ejemplo, políticos con ideas claras de la política y de los problemas que tiene la población, o el otro extremo, que es el de ver y escuchar a candidatos, mujeres y hombres, que no tienen ideas muy claras de la política o de los problemas del entorno que desean y prometen mejorar.
Es en este contexto que los partidos políticos, a diferencia de los candidatos independientes, tienen una ventaja que si saben aprovechar, podrían convertir en una ventaja competitiva para ganar posiciones políticas en el próximo proceso electoral. Es decir, los partidos políticos disponen de recursos públicos para capacitar en política y en otras disciplinas a sus cuadros, a diferencia de los independientes, que deben solventar sus capacitaciones con recursos propios.
Pero esto no significa necesariamente que las cosas se hagan bien en los partidos políticos, es decir, tener recursos públicos y capacitar a sus cuadros, no siempre se hace de la mejor manera. Algunos vicios que con frecuencia se observa en los partidos políticos en el tema de la capacitación política son los siguientes:
- La capacitación no es para todos aquellos que la desean, sino que entregarla corresponde a intereses de grupos políticos; cada grupo tienen la oportunidad de beneficiar a sus cuadros, pero ¿qué pasa con los que no tienen grupo? Se pierden la capacitación, lo cual los deja en desventaja competitiva.
- La capacitación no está bien segmentada, es decir, con frecuencia se le da prioridad a un sector del Partido o a unos cuantos, quedando excluidos algunos sectores poblacionales representados en los partidos, por ejemplo, es muy difícil ver que se capacite a los adultos mayores, los cuales también tienen cosas que aportar.
- La capacitación que toman los cuadros no siempre es la correcta, por ejemplo, los partidos políticos concentran sus baterías en disciplinas como “liderazgo” o en “autoestima”, pero ¿qué pasa si lo que se necesita es que el candidato gane una elección en lo inmediato? Aquí es en donde sugiero que se divida la capacitación, por lo menos, en 4 categorías:
a) Comunicación en gobierno;
b) Comunicación en campaña electoral;
c)Ejercicio del gobierno;
d)Operación de campaña electoral en tierra.
Por una falta de categorización académica, es que se observa a muchos aspirantes a cargos de elección popular, inscribiéndose y capacitándose en lo que tiene que ver con operación de campaña electoral en tierra, cuando pretenden ser candidatos, y las dos únicas funciones de un candidato es transmitir su mensaje de forma efectiva (capacitación en comunicación) y atraer recursos a la campaña (capacitación en relaciones públicas-finanzas).
- La capacitación segmentada para todos los sectores poblaciones representados en los partidos políticos y categorizada académicamente, si se presenta, casi siempre llega tarde, porque los partidos políticos se preocupan más en la observación del calendario electoral. Desde luego, observar la ley electoral es positivo, lo malo viene cuando el partido político o el candidato aspira o exige a sus estrategas de campaña o a su partido, que su marca política sea creada y posicionada en 45 ó en 60 días de campaña electoral. Aquí es en donde se hace necesario que se sepa que el posicionamiento de una marca política, para que sea medianamente conocida y competitiva, debe trabajarse en un año, como tiempo mínimo.
- La capacitación no la realizan especialistas o gente que sepa de pedagogía, es decir, no la ofrecen profesionales en la “transmisión del conocimiento”. No es lo mismo que la capacitación en marketing político la de un gran mercadólogo político, o la capacitación en derecho electoral la ofrezca un magnífico abogado, si no sabe transmitir de manera simple el conocimiento.
- La capacitación en muchas ocasiones puede llegar a ser simulación, es decir, hombres y mujeres, jóvenes y adultos mayores, no están exentos de sólo buscar constancias, diplomas y certificados de “capacitación” para obtener fotografías y pretender generar la percepción de que están “capacitados”, cuando en la realidad, fueron militantes que nunca o muy pocas veces asistieron a las clases y a las capacitaciones. El problema de los políticos que simulan capacitación, es que a ese “héroe con pies de barro”, se le derretirán los pies de agua y lodo precisamente durante la campaña o durante el gobierno, que en muchas ocasiones es más peligroso, por el tamaño del daño que puede llegar a generar un gobernante sin habilidades y destrezas en disciplinas como administración pública, ciencia política, comunicación, finanzas públicas, etc.
A pocos meses de las elecciones del año 2018 en México, los partidos políticos tienen en la capacitación política una herramienta poderosísima y una gran oportunidad para recuperar parte de la confianza de los mexicanos. Por algo la población ya no cree en los partidos políticos o en los políticos; entre otras cosas, por su falta de habilidades y destrezas para gobernar y por su débil perfil como candidatos.
Es aquí en donde están las ventajas de la capacitación política bien desarrollada.
Es aquí en donde está el reto para los partidos políticos de México: aprovechar esta ventaja que no tienen los independientes. Hacer capacitaciones bien segmentadas, bien categorizadas, hacerlas a tiempo, con profesionales de sus disciplinas y que sepan transmitir conocimiento, así como garantizar que los simuladores no sean los que tengan las plazas para recibir una capacitación (que será simulada), es lo que ayudará a garantizar el triunfo electoral y los buenos gobiernos.
El político o el partido político que logre aterrizar muy bien la capacitación, con seguridad alcanzará, conservará o acrecentará su poder político.
@christian_gtz
*El autor es licenciado en derecho, con estudios de maestría en Ciencia Política y maestría en Neuromarketing, y con estudios de doctorado en Política, Gobernabilidad y Políticas Públicas. Actualmente, cursa un diplomado en Marketing Político.