A pesar de que las costumbres se están perdiendo en la sociedad son muchas las familias morelianas que aún luchan por conservar las costumbres en la Nochebuena.
En Contramuro.com nos dimos a la tarea de sondear cuales son las costumbres y tradiciones que aún mantienen los morelianos para esta fecha tan especial, primero que nada no olvidemos que somos feligreses de corazón, así que la mayoría empieza por ir a misa y dar gracias por seguir manteniendo unida la familia, después de pasar lista en la iglesia ahora sí todo mundo se reúne.
Previo a este gran día las mujeres de la familia se van de compras, no puede faltar el delicioso ponche que cada quien prepara a su manera, la sidra espumosa y la clásica botellita de tequila.
La preparación de la cena se convierte en un acto de purificación, mismo que logra hacer convivir a las suegras con las nueras y viceversa, lo sorprendente de todo esto es que el resultado se convierte en un manjar que hasta los dedos nos chupamos.
Las costumbres en la mesa no cambian a través de los años, se siguen preparando los romeritos, el clásico pavo, el lomo al horno, los tamales, buñuelos y por si fuera poco lo que no puede faltar es el pozole para que rinda y cene toda la familia.
Los mercados de nuestra ciudad se vuelven un caos total con las compras ya que como todos los años siempre dejamos todo a la mera hora, pero no importa porque siempre encontramos lo que buscamos para nuestra clásica cena.
Dejemos la comida a un lado porque los regalos no pueden faltar, el clásico intercambio entre los amigos y la familia siempre nos genera un nudo en nuestro estómago porque nunca recibimos algo similar a lo que damos y no nos queda más que conformarnos con una bufanda o un simple gorro.
Y aunque las dejamos al final, no porque sean las menos importantes, son las famosas posadas, recordemos que cada una de ellas representa uno de los días del camino al nacimiento del niño Jesús el cual es el motivo principal de la Nochebuena.
Así las costumbres siguen vigentes entre los morelianos, pueden ser con menos presupuesto pero con el mismo calor humano que año con año se hace más fuerte.