Estados Unidos.- Los arrestos de inmigrantes en Estados Unidos se dispararon 38 por ciento en los primeros tres meses del gobierno de Donald Trump en comparación con el mismo periodo del año pasado, según las cifras más recientes. Este es uno de los primeros indicadores claros de que las políticas de línea dura del presidente se están llevando a cabo a gran escala.
A pesar de que se han bloqueado o postergado algunas ideas más llamativas del presidente Trump —como la construcción de un muro fronterizo y el detener temporalmente las llegadas de ciudadanos de países de mayoría musulmana—, las estadísticas que publicó el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por su sigla en inglés) sugieren que ciertos aspectos de su agenda migratoria sí han logrado resultados significativos y de manera veloz.
Del 22 de enero al 9 de abril, los funcionarios del ICE arrestaron a 41.318 personas, un promedio de más de 400 personas al día, en comparación con las 30.028 que se detuvieron alrededor del mismo periodo en 2016, según los datos.
“Estas estadísticas reflejan el compromiso del presidente Trump para hacer cumplir, con justicia y de manera generalizada, nuestras leyes sobre inmigración”, dijo Thomas Homan, director interino del ICE, en una llamada telefónica con reporteros.
Buena parte de los arrestos se llevaron a cabo en las casas de los inmigrantes, pues los agentes visitaban a horas tempranas para atrapar a la gente antes de que saliera a trabajar, una táctica común diseñada para evitar un escándalo público. Sin embargo, los agentes también han estado actuando de manera más agresiva: han puesto bajo custodia a personas que llegan a sus revisiones migratorias de rutina e incluso han aprehendido a gente que llega a los tribunales para asuntos que no están relacionados con inmigración.
El rápido aumento de los arrestos se debió principalmente al resultado de una de las primeras medidas importantes sobre inmigración de Trump: rescindir las leyes que instauró el expresidente Barack Obama según las cuales se le debía dar prioridad a los arrestos de los criminales más peligrosos y los demás migrantes indocumentados eran, en buena medida, dejados en paz.
Más de la mitad del aumento en los arrestos se debe a las detenciones de inmigrantes que no habían cometido ningún otro crimen más que estar en el país sin permiso.
La política de Obama tenía como fundamento razones humanitarias y presupuestales, pero para Trump y sus simpatizantes, así como para muchos agentes del ICE, representaba una falla en el cumplimiento de la ley y una amnistía de facto para millones de personas que estaban de forma ilegal en Estados Unidos.
Los simpatizantes de las políticas de Trump sobre inmigración recibieron con gusto la noticia. “Creo que es un paso en la dirección correcta”, afirmó J. D. Ma, un abogado de Clarksville, Maryland. “La realidad es que no se debe hacer eso, porque llegarían ola tras ola y perturbarían el orden de la sociedad”.
Sin embargo, la situación también ha frustrado a algunos oficiales de la policía, quienes han señalado que los arrestos, en especial los que se han llevado a cabo en los juzgados, desalientan a los inmigrantes indocumentados a denunciar crímenes.
“Para mí significa que el departamento está dispuesto a poner primero los números relacionados con el cumplimiento de la ley que cualquier otra estrategia que realmente pudiera provocar que estemos más seguros”, afirmó Omar Jadwat, director del Immigrant’s Rights Project, parte de la Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés).
Conscientes de las críticas, las autoridades federales han hecho notar que la mayoría de las personas que han sido detenidas —75 por ciento de ellas en los primeros tres meses de la presidencia de Trump— tienen antecedentes penales.
La gente que ha sido arrestada ha cometido una gama amplia de delitos. Guadalupe García de Rayos, una madre que vivía en Arizona, utilizó un número de seguridad social falso para trabajar en un parque acuático. Juan Antonio Melchor Molina, un fugitivo de México, es buscado por un cargo de homicidio.
Homan, el director interino del ICE, dijo que a más de 2700 de las personas bajo arresto se les había encontrado culpables de crímenes graves como agresiones, violaciones o asesinatos. “Si se toman en cuenta los números, los hombres y mujeres del ICE siguen dando prioridad a los arrestos de una manera lógica”, dijo Homan.
Las políticas de Trump también parecen haber lentificado el flujo de personas que cruzan de manera ilegal la frontera desde México, en parte porque los inmigrantes están buscando refugio en otros países o se quedan soportando las condiciones de pobreza o violencia en su país.
A menos de que un juez haya ordenado su deportación, los inmigrantes que fueron arrestados pueden pelear sus casos en las cortes migratorias, las cuales están atiborradas y tienen un atraso de medio millón de casos.
El aumento de arrestos durante la administración Trump es menos drástico en comparación con el incremento registrado en 2011, cuando el ICE, en la administración de Obama, aprehendió a 351.029 personas, o casi 29.000 por mes. No obstante, los arrestos y las deportaciones disminuyeron los años siguientes porque el gobierno se concentró en los criminales peligrosos.
Con la tasa actual de arrestos, el ICE podría sobrepasar, en el primer año de Trump, las cantidades anuales más altas que se dieron con Obama.