Las del 5 de junio, ¿elecciones con sorpresas?
Jaime Arturo Vázquez Aguilar

En las pasadas elecciones, el PAN creció significativamente, mientras el PRI sufrió pérdidas importantes, resultando en ocho alternancias y un voto de castigo generalizado, sin embargo, las elecciones del 5 de junio ¿fueron con sorpresas?

Aunque todos los partidos sabían lo que iban a ganar y lo que podrían perder, lo cierto es que no se esperaba que el PAN tuviera un crecimiento electoral tan importante. Lo relevante es que tuvimos unos comicios altamente competitivos en la mayoría de los estados, donde prevaleció un voto de castigo hacia todos los partidos políticos y en el que habrá ocho alternancias en el poder.

El pasado domingo se celebraron elecciones en 14 estados de la República. En 12 se eligieron a gobernador, diputados locales y presidentes municipales; en un solo estado a diputados locales y alcaldes; y en la Ciudad de México se votó para elegir a 60 diputados a la Asamblea Constituyente. ¿Qué obtuvo cada partido?

Quizá la mayor de las sorpresas se la lleva el PRI. Sólo gana 5 de las 9 gubernaturas que prometió su dirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones. El partido en el gobierno únicamente confirma que es mayoría en los estados de Hidalgo, Zacatecas, Tlaxcala y Sinaloa. El triunfo más relevante es que recupera después de seis años Oaxaca, la cuarta entidad con el mayor número de votos a nivel nacional. En contraparte, pierde el estado de Veracruz considerado en esta elección como la “joya de la corona” por ser estratégica para las elecciones presidenciales de 2018. No solamente pierde sino que es desplazado hacia el tercer lugar.

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También es derrotado de manera inesperada en los estados de Chihuahua, Durango y Aguascalientes. Pese a los resultados adversos, no podemos perder de vista de que el PRI seguirá siendo el partido más competitivo que gobernará más de la mitad de los estados y la mayoría de los municipios de la República.

El PAN se convierte en el gran ganador de las pasadas elecciones. Arrebata al PRI seis gubernaturas –Veracruz, Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Chihuahua y Aguascalientes– y repite el triunfo en el estado de Puebla. Si sumamos a las anteriores a aquellas que actualmente encabeza tenemos que el panismo gobernará en 11 estados de la República.

La alianza entre el PAN-PRD obtiene muy buenos resultados. Gana con un amplio margen en los estados de Veracruz, Quintana Roo y Durango –en los tres casos llevando como candidato a un ex priista: Miguel Ángel Yunes Linares, Carlos Joaquín González y José Rosas Aispuro–. No obstante lo anterior, es importante señalar que dicha alianza es altamente competitiva y abre la posibilidad de que puedan ir juntos de cara a las próximas elecciones presidenciales. Todo puede pasar, más aún, cuando ambos partidos saben que necesitan de una gran coalición para enfrentar al PRI y MORENA con López Obrador.

Aquí es importante hacer el análisis de que si bien el PRI pierde con un voto de castigo por parte de la ciudadanía, también lo es que no disminuye su número de votos con respecto a las elecciones de hace 6 años.

Estas elecciones marcan la irrupción con fuerza del partido de López Obrador, MORENA. Su presencia dibuja un nuevo escenario partidista a nivel nacional. Su partido se perfila a ocupar un lugar privilegiado en el sistema de partidos, lo ha demostrado en Veracruz y Zacatecas, donde es ya la segunda fuerza política. Aunque este partido no gana ninguna elección, si se posiciona en la Ciudad de México, Veracruz, Oaxaca y Puebla, cuatro de las cinco entidades con mayor número de votaciones a nivel nacional.

La incursión de MORENA marca el declive del PRD. Un partido que por sí sólo y sin acuerdos no gana ninguna elección y que queda muy disminuido en su gran bastión: la Ciudad de México. Sus conflictos internos y desbandada de militantes hacia el partido de López Obrador, es un reflejo de que el perredismo está más cercano a competir en el nicho de los partidos pequeños como el Partido del Trabajo, Encuentro Social, Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano.

Con las del 5 de junio, inicia una nueva etapa política de cara a las elecciones presidenciales del 2018. Los partidos políticos a partir de hoy empiezan a realizar su control de daños y a redefinir sus estrategias. Tratarán de afinar sus maquinarias en aquellos estados en donde el voto ciudadano no les favoreció y contarán con casi dos años para fortalecer su base electoral y a su militancia. La prueba de fuego será el próximo año cuando todos los partidos concentren sus esfuerzos en ganar la entidad con mayor número de votantes: el Estado de México.

En estos comicios hubo partidos que ganaron con un margen reducido de votos y otros tantos con una abrumadora mayoría. Desde hace años que no veíamos una justa electoral tan democrática y equitativa. Esta elección nos deja como lección que cualquiera puede ganar, que no hay nada definitivo y que todo puede pasar. Así son las elecciones mexicanas y este sólo es un pronóstico de lo emocionante que prometen ser las futuras elecciones.

Como postre

El total de votos obtenidos por MORENA en las elecciones de las 12 gubernaturas y el Constituyente de la Ciudad de México, es de 2.5 millones sufragios. Sin duda, una buena cifra que lo convierte en el partido más importante de la izquierda y que cuenta con un incentivo adicional: su crecimiento no estuvo cobijado bajo ninguna alianza.