Foto: Cortesía

En los próximos meses, dos de mis mejores amigas van a llegar al altar. Por esto, los pasados fines de semana asistí a las respectivas despedidas de soltera que les organizaron sus mamás. En una de estas reuniones, llamó especialmente mi atención el recuerdo que nos entregaron del evento: una tabla para picar de madera con forma de puerquito.

Este detalle fue protagonista de parte de la plática de sobremesa que tuvimos con mis amigas, la novia nos compartió que estaba muy satisfecha con sus recuerdos, sentimiento que compartimos porque aparte de ser útiles fueron bonitos, al tiempo que se apoyó directamente a un productor de artesanía local.

Para compartir con ustedes parte de la plática que se sostuvo acerca de este tema, me gustaría dividirla en tres ideas. La primera, la importancia de consumir productos locales y la satisfacción a nivel personal que obtienes de saber que tu dinero apoyó a una persona en particular que tiene un talento específico y que es parte de tu comunidad directa, de tu localidad; saber que tu dinero no se fue a un gran corporativo con producción en serie e impersonal que reporta pocos beneficios al entorno inmediato de sus distintos puntos de venta.

La segunda vertiente de la plática fue expuesta por una de las invitadas que se desarrolla de manera profesional en el mundo de la moda. Su argumento fue que los lugares punteros en materia de estilo y moda, son los que procuran que sus productores locales se capaciten de manera constante y se mantengan a la vanguardia en cuestiones de diseño, logrando que sus creaciones se adapten a las necesidades del mercado actual, de manera que mantengan su lugar en el gusto de sus clientes potenciales y siga siendo para ellos una fuente de ingreso fiable.

En este segundo punto, hay un montón de tela para cortar. Es importante conocer que el grueso de la población artesana de nuestro país, encuentra dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, por lo que no es de sorprender que su interés principal no sea actualizarse y capacitarse, y sí lo sea el contar los pesos y administrarlos para seguir sobreviviendo. Según datos del 2008, obtenidos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares, levantada a nivel nacional, el 67 por ciento de los artesanos se encuentra en situación de pobreza de patrimonio.

Cuando recibimos alguna visita de familiares o amistades que vienen de otras partes de la República o del mundo, es común que los llevemos a visitar lugares como el Mercado de Dulces o la Casa de las Artesanías, por citar algunos puntos en la ciudad de Morelia, para que puedan conocer nuestro arte popular, que se ha heredado desde hace ya varias generaciones a los actuales artesanos. En no pocas ocasiones, hemos encontrado que los productos si bien son bonitos y tienen un alto valor por lo trabajo manual y artístico invertido en ellos, no satisfacen ninguna necesidad real ni en el sentido utilitario ni decorativo del visitante. Por lo que en muchas ocasiones no se concreta la compra después del elogio en voz alta que dice: “que bonito trabajo”. Si me permiten colar un comentario aquí, esta situación no es mi punto de quiebre, lo es el encontrar mezclado entre las artesanías productos hechos en China, eso sí me molesta algo más que un poco.

Los canales de comercialización de los productos artesanales, fueron la tercera vertiente de esta plática. Sin duda, la compra directa a los artesanos por parte de intermediarios comerciales que revenden el producto al cliente final no ayuda a mejorar la situación de este sector, ya que en no pocas ocasiones la diferencia entre el precio de compra y venta por parte del intermediario, beneficia de manera desproporcionada a éste último y castiga al productor.

Hay mucho por hacer por parte del gobierno y por parte de los mismos artesanos, para lograr que este sector se solidifique y represente una opción de ingreso real a las familias que conservan estas tradiciones. Mientras, tú y yo, cuando nos encontremos con productores locales y artesanías que nos puedan resultar útiles o satisfacer algunas de las necesidades que tengamos, no dudemos en adquirirlas, en poner nuestro granito de arena para dinamizar económicamente este sector. Nuestro dinero vale más de lo que creemos, escojamos en plena conciencia qué y a quién le compramos.

Gracias amiga por el recuerdo tan bonito de tu despedida, ahora sí me va a tocar entrar a la cocina para estrenarlo.


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