El culto a la Santa Muerte no tiene fronteras, se ha expandido por regiones de Latinoamérica, y en México ha tenido mayor impacto. Por ejemplo, el culto a la Santa Muerte en Michoacán tiene su propia fiesta patronal.
Origen del culto de la Santa Muerte
La devoción hacia la también llamada “Niña Blanca”, puede rastrearse desde la época prehispánica. Nuestros ancestros rendían culto a la muerte para interpretar el ciclo natural de la vida, donde existía una dualidad vida-muerte indispensable para el sostén del ciclo natural.
Lo anterior está confirmado en los registros que se tienen sobre la cultura Mexica o Azteca, que veneraban a los dioses Mictlantecutli y Mictecacíhuatl, señor y señora del Mictlán, “región de los muertos”.
En cuanto a su representación, esta parte de una evolución. La iconografía de la muerte pasó de ser simbolizada como espectro, a establecerse para su personificación con un esqueleto, a partir del siglo XVI.
Determinar el momento y lugar en el que surgió la devoción por la Santa Muerte es difícil, debido a que existen varios casos documentados, a causa de que los cultos se realizaban de forma clandestina, algunos son:
- 1793, En el pueblo de Amoles ahora Querétaro, fue presentado un ídolo que llevó por nombre Justo Juez, con una figura conformada por esqueleto de cuerpo entero coronado, que a su vez porta un arco y flecha en manos.
- 1797, Documentos de la Inquisición señalan que en el pueblo de San Luis de la Paz en Guanajuato, grupos originarios celebraban un ritual en el que azotaban y amarraban una figura a la que denominaban “Santa Muerte”, para pedirle algún milagro.
Otros datos señalan que el primer altar expuesto al público fue instalado en 2001 en la colonia Morelos en la Ciudad de México, en el famoso barrio de Tepito, espacio que los propios devotos han denominado como el “altar mayor”.
Devoción de la Santa Muerte en Michoacán
Se tiene registro que el templo más grande dedicado al culto de la Santa Muerte en Michoacán se ubica en la comunidad de Santa Ana Chapitiro, en el municipio de Pátzcuaro.
Donde cada 17 de septiembre se lleva a cabo su fiesta patronal, celebración que se realiza similar a los santos católicos, por ello, se realizan peregrinaciones, música, danza y comida, entre otras actividades.
Aquí se encuentra no solo un templo sino también una casa y adoratorio semejante a lo que sería un museo. Levantado por José Humberto Anaya, quien decidió compartir su fe con otras personas, por lo que permite que más creyentes arriben a mostrar su devoción.
Existen otros templos ubicados en:
- Morelia
- Apatzingán
- Uruapan
- Zamora
- Lázaro Cárdenas
- Zitácuaro
Sin embargo, el que recibe mayor número de fieles es el que se encuentra en Santa Ana Chapitiro.
La devoción lleva a los devotos a realizar peticiones de amor, protección, suerte, dinero, salud a la Santa Muerte, donde no se necesita la presencia de un representante o líder, los fieles creyentes se comunican con ella llamándola “Niña Blanca”, “Madrina”, “Hermana Blanca”, “Santísima”, “Comadre” “Señora” y “Flaquita”, para pedirles favores, no milagros.
Además, el culto a la Santa Muerte no está regido por una fórmula definida con ceremonias como la que presenta la religión Católica o el Budismo.
Con información de National Geographic, Sol de Zamora y al artículo “Historia y actualidad del culto a la Santa Muerte” de Claudia Reyes Ruiz.