La elección de Donald Trump el pasado 8 de noviembre sacudió a medio mundo. Desde entonces, muchos se preguntan cómo afectará que el republicano presida el país con el mayor PIB del mundo. Esta incertidumbre general también embarga a sus socios comerciales.
No es para menos, ya que el recién elegido presidente Donald Trump, tiene previsto renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con sus socios, Canadá y México, según un documento que llegó a la cadena estadounidense CNN proveniente de su equipo de transición. Este informe sería un esquema de la política comercial que llevaría a cabo el mandatario y que según ha afirmado la CNN, informaría desde su primer día de gobierno a sus socios de la intención de renegociar el acuerdo. De la misma forma, sobre el día 200 de su mandato, se revaloraría la opción si seguir o no en el TLCAN. El tratado recoge en su artículo 2205 que un estado podría salir del acuerdo solo con notificar su intención de hacerlo al resto de las partes, y que esta salida entraría en vigor seis meses después de dicha notificación.
A lo largo de su campaña, el magnate ha afirmado en numerosas ocasiones que impondría un gravamen del 35% a las importaciones provenientes de México. Esta acción, según muchos expertos, llevaría a que México hiciese lo mismo con los productos que comprase a Estados Unidos. Si esta guerra comercial terminase produciéndose, supondría un importante deterioro en las relaciones comerciales entre ambos países. Sin embargo, algunos expertos ven remota esta opción, como Robert Lawrence, profesor de la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, que calificó estas medidas como “un suicidio para ambos”. Del mismo modo, Robert Scott, director de Comercio del Economic Policy Institute, aseguran que México no tendría motivos a poner trabas a las importaciones, ya que “se beneficia enormemente” de la inversión extranjera. Otro posible escenario es que la salida de Estados Unidos del TLCAN supusiese tratar a México con unas condiciones similares al resto de estados con los que comercia, sin unas trabas tan dañinas.
México y EEUU, dos grandes socios
Con todas estas intenciones, lo que Trump parece obviar, es que México es su segundo mayor comprador por volumen de ventas tras Canadá. En 2015, las exportaciones de Estados Unidos hacia México fueron de 186,802 millones de dólares según el gobierno mexicano, siendo la mayor parte productos tecnológicos y petróleo. Por su parte, las ventas de México a su vecino ascendieron a 319,333.6 millones de dólares, un 83.4% del total de las exportaciones mexicanas. Si finalmente Estados Unidos abandonase el TLCAN, se produciría la pérdida de un importantísimo volumen de negocio para ambos países. Además hay que añadir, los problemas que se acarrearían a las empresas estadounidenses que operan en México, que ven los menores costes laborales del país hispano como una oportunidad para ampliar sus beneficios.
Con lo que respecta a Canadá, Estados Unidos podría entorpecer sus relaciones con el principal destino de sus exportaciones, que en 2014 ascendieron a 331,000 millones de dólares según el Observatory of Economic Complexity (OEC). Por su parte Canadá exportó a sus vecinos por valor de 242,000 millones en ese mismo año. Estas transacciones, sumadas con las de Estados Unidos con México ascenderían a 1.08 billones de dólares
Ante este tremendo impacto para las economías de los estados de Norteamérica, el documento del gabinete de Trump asegura que no se descartan que Estados Unidos establezca otra serie de acuerdos con ambos países. Del mismo modo, Trump llegó a afirmar que la salida del tratado solo se produciría, si no se pueden negociar condiciones “mucho más favorables” para el país.
Lejos parecen aquellos años en los que los tres países veían el TLCAN como una magnífica oportunidad. Gracias a este acuerdo, que entró en vigor en 1994, México tendría acceso a un mercado tan importante y complicado como el estadounidense, mientras que Estados Unidos podría satisfacer la demanda de productos de alta tecnología de un país de más de 100 millones de personas. Por su parte, Canadá renegoció algunos aspectos de su anterior tratado con Estados Unidos, el TLC, intentando obtener una posición más ventajosa.
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