Siria.- Un auto bomba quitó la vida de más de un centenar de personas, que eran evacuadas del conflicto bélico que se vive en gran parte de Siria.
Fue el sábado cuando un grupo de autobuses de evacuados que esperaban en el área de Al Rashidín, en la periferia oeste de la ciudad de Alepo, se vieron golpeados por el ataque que cobró 126 muertos, 68 de los cuales eran niños.
En la escena se encontraba un fotógrafo, quien horrorizado intentó ayudar a un niño alcanzado por el fuego. En sus brazos la víctima y en su cara el impacto.
Su colega, el fotógrafo Abd Alkader Habak, capta el momento en que el reportero no aguanta y rompe en llanto con lo observado, en una imagen que luego se comparte en Twitter.
Más tarde, en su cuenta oficial, Abd Alkader Habak se refiere a la imagen registrada en la escena del atentado. “Lo que mis colegas y yo hemos hecho hoy es inspirar humanidad a los socios de quienes matan niños como los de Khan Sheikhan”. Lo último en referencia al ataque químico.
Los autobuses, con civiles y milicianos leales al Gobierno sirio, habían partido de los pueblos de mayoría chií de Fua y Kefraya, en la provincia de Idleb y cercados por facciones islámicas, entre las que figura el Organismo de Liberación del Levante, la alianza de la exfilial de Al Qaeda.
Tras abandonar Idleb se dirigieron a la vecina provincia de Alepo y se detuvieron en Al Rashidín, que separa las áreas bajo control opositor de esta región de las que están en manos de las autoridades, a la espera de que se resolviera una disputa entre las partes en conflicto sobre el número de combatientes evacuados.
Pese al atentado, los autobuses de Fua y Kefraya continuaron anoche su recorrido hasta el centro de acogida de Yebrín, en la urbe de Alepo, controlada por el ejército; y los de Madaya alcanzaron áreas dominadas por los insurgentes en Idleb.
Ningún grupo se ha atribuido el atentado, que las autoridades sirias han achacado a “terroristas”, mientras que los opositores han acusado a las fuerzas gubernamentales.