El PRI de Michoacán atraviesa por un dilema que, además, ahora suele ser difícil de superar para ellos: “renovar su dirigencia y sus estructuras con osadía, para ofrecerle otra cara a los michoacanos”.
Desde hace algunos años, este Partido ha sido rehén de grupos que al interior se pelean las posiciones, y en el mejor de los escenarios, se las reparten de acuerdo a “fórmulas de representación” partidista, con las que regularmente unos terminan avasallando a otros. De aquí, que los resultados electorales que les han llegado recientemente no los han convertido en un Partido competitivo por sí solo, aunque su situación cambia cuando van con sus nuevos aliados del PAN y del PRD.
La pregunta que me hago es, si los priístas de Michoacán quieren seguir presentándose en alianzas, o prefieren un par de escenarios diferentes:
a)Se fortalecen lo suficiente como Partido, para competir por sí solos en las elecciones venideras
b)Se fortalecen a grado tal que, si se alían al PAN y al PRD, negocian con mejores condiciones para ellos.
Los priístas michoacanos, se perjudican con las “formas” a través de las cuales gestionan sus conflictos internos. Los grupos políticos de “viejos priístas” subsisten -lo cual tampoco es raro-, pero entre ellos mismos no han permitido crear las oportunidades para que sus miembros desarrollen tres virtudes:
- Militantes de grupo con mejores conocimientos.
- Militantes de grupo con empatía por los otros militantes de grupos.
- Militantes de grupo innovadores.
La táctica de los grupos priístas, ha sido la de ir por la conquista de la dirigencia estatal o de la secretaría general del Partido, y alguno que otro de sus sectores, como el de mujeres, jóvenes, campesinos, el popular, el de los obreros o el de comunicación digital, por mencionar algunos.
Esta búsqueda tampoco es negativa, pues es normal que los grupos políticos busquen tener burocracia partidista para fortalecer sus frentes. Sin embargo, su gran problema es la suma cero a la que están acostumbrándose los priistas michoacanos: “el que gana, lo gana todo, y el que pierde, lo pierde todo”. No hay negociaciones equilibradas, de suma positiva y mucho menos, estratégicas a corto y mediano plazo.
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Un solo grupo político dentro de este Partido, no tiene una mayoría de miembros con las tres virtudes que mencioné, pero sí las pueden amalgamar entre varios miembros de distintos grupos.
Si lo aprecian bien, el PRI está atorado en estas prácticas; la vista solo les está alcanzando para “sobrevivir” al gobierno Obradorista, o para impulsar a quién peleará por la dirigencia, desde donde “podrán construir” las próximas candidaturas para los miembros del grupo que ganó esa Dirigencia. Esta visión cortoplacista, la tienen hasta en su comunicación institucional, la cual mantiene la idea del “cacique” al que hay que difundirle todo, y al resto de la estructura burocrática no, porque no existe o no debe eclipsar al cacique en turno.
¿Lo pueden lograr los priístas? Sin duda lo pueden hacer; pueden mejorar, pero deben querer hacerlo.
Durante los procesos electorales de 2018 y 2021, la aplanadora Morena-PT ha demostrado que aún los priístas no logran empatía suficiente con la población de Michoacán; por lo menos no con aquella que no forma parte de sus estructuras de apoyos y movilización a través de seccionales y manzanas territoriales.
Los priístas de Michoacán no están cerca de la verdadera sociedad civil (no me refiero a los priístas disfrazados de sociedad civil), no se reúnen con los universitarios; no articulan eventos reales que tengan el objetivo de sumar y multiplicar con los empresarios, con los académicos, con los intelectuales, con los apartidistas. Sus eventos suelen ser los mismos desde hace varios años. En su salón Plutarco Elías Calles, reúnen a los trabajadores del Partido y 15 o 20 personas más, que son llevados por el grupo organizador del evento que corresponda; son las mismas personas, en el mismo escenario, pero con ropas distintas.
Si logran cambiar estas prácticas, lo pueden lograr y se podrían convertir en un Partido con otra cara, una rejuvenecida, la cual es necesaria si quieren en verdad ser competitivos y cercanos a sus no militantes y no simpatizantes.
Si no lo desean, con seguridad se verán las mismas caras, con las mismas prácticas; a veces “jóvenes” con prácticas viejas; en ocasiones viejos, con las prácticas que ya no sorprenden y motivan a nadie.
Los priístas de Michoacán iniciarán un proceso de renovación próximamente y aquí está su gran reto.
* El autor es consultor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.
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