Por: Enrique Rivera Hernández
A casi seis años de lo ocurrido en Iguala Guerrero, los familiares de los normalistas desaparecidos le externaron al Presidente de la Republica que la lucha ha sido siempre por la verdad, “aunque duela”, pues al paso del tiempo poco a poco se descubre que la “verdad histórica” fue planteada para dar carpetazo al caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa de manera precipitada.
En los últimos meses se han ido acusando y deteniendo tanto a integrantes de organizaciones criminales, como a ex funcionarios involucrados en generar esta investigación irregular.
Es cierto que aún no se sabe a cabalidad qué fue lo que ocurrió el 26 de septiembre del año 2014, sin embargo también es cierto que en este sexenio existen avances medulares que permiten llegar a develar la verdad “aunque duela”, también es cierto que los familiares de los 43 estudiantes han mostrado día a día de manera categórica que no están dispuestos a aceptar otra “verdad histórica”, y que han dejado gran parte de su vida en la búsqueda de los estudiantes, mostrando un amor profundo por sus hijos, mismo que ha sacudido a todo México en la historia contemporánea.
Poco a poco se va desarticulando la trama creada en base a complicidades que van desde el mismo ex presidente Enrique Peña Nieto, Tomás Zerón, Jesús Murillo Karam y la propia PGR, pues se muestra que existe la posibilidad de que los normalistas nunca hayan sido quemados en el basurero de Cocula entre leña y llantas como lo querían hacer creer. Evidenciando con ello la disfuncionalidad profunda en el sistema nacional de procuración de justicia, confirmando lo que es sabido de manera popular; que la procuración de justicia está al servicio del poder y no del pueblo.
Sin duda, lamentablemente el caso de los estudiantes de Ayotzinapa mostró cruelmente y ratifica la podredumbre que existe en las policías municipales, estatales y federales; así como en los ministerios públicos, junto con peritos y jueces corruptos, mostrando que la verdad “aunque duela” permite rechazar vivir en un país que ha sido heredero de los sexenios pasados de la convivencia día a día con las balas, el miedo, los granadazos, los muertos y los desaparecidos.
Así mismo hay que mencionar que el papel del Subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas a través del impulso gubernamental que se da desde la Presidencia por medio de la Comisión Presidencial para la verdad y el acceso a la justicia, ha sido fundamental para comenzar a destejer esta telaraña ominosa de poder e injusticia, brindando aunque sea una pequeña esperanza no solo para las familias de los 43, sino para todas las familias de los desaparecidos en nuestro País, permitiendo sentar un precedente para que nuca más exista un desaparecido sin rastro, sin explicación y sin justicia.
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