Estoy consciente de que el título de esta columna generará polémica; de hecho, será útil.
¿Cuántas veces ha escuchado que la violencia en Michoacán es un tema de percepción? Bueno, en parte, es así, pero este no es el momento para hablar de percepción. Este momento lo utilizaré para platicarle sobre las ilusiones que crea su cerebro, haciéndole pensar que todo o casi todo es realidad.
Estas líneas, las escribo desde las ópticas de la psicología cognitiva y la economía conductual, y comienzo con elementos simples:
El cerebro, desde el inicio de la creación del ser humano, ha venido evolucionando con una ley fundamental que poco ha variado: el cerebro trabaja y se esfuerza para protegernos de los peligros externos e internos; así por ejemplo, ante el peligro del tigre dientes de sable, el estímulo que el cerebro enviaba a los músculos y al cuerpo entero era el de correr, paralizarse o pelear.
Hoy en día, cuando nuestro cuerpo siente deshidratación, el cerebro envía el estímulo necesario al cuerpo para que tomemos del grifo de agua un vaso, y así podamos sobrevivir.
Así de simple es el cerebro humano.
Bien y ¿qué tiene que ver esto con el título de la columna? Bueno, hay que decir que el cerebro humano para poder hacernos sobrevivir, necesita gastar la menor cantidad posible de energía, por ejemplo, pensar poco, razonar poco, organizar poco, planificar poco, etc. A partir de esta acción de ahorro de energía, el cerebro hace de manera fácil juicios y toma de decisiones de manera rápida.
Desde luego, no todos los cerebros humanos de este planeta trabajan así.
De aquí parte todo. No lo olvidemos. El cerebro humano hace juicios y entonces, toma decisiones.
Los juicios -con mucha más frecuencia de lo que podríamos creer- los hace de manera automática e irracional, y una pequeña parte de sus funciones mentales, las hace razonando, pensando, multiplicando, etc.
Por ello es que puedo asegurarle que, en el tema de la violencia en Michoacán, también hay “otra realidad” que, regularmente, la gente no observa, por lo tanto, su cerebro hace juicios en base a ilusiones que genera una realidad parcial.
Me explico: Hay dos realidades: 1. Una evidente: 2. Una subjetiva.
- La realidad evidente, es la que se presenta en los videos de asesinatos y en los cuerpos mutilados que aparecen en las calles, por lo tanto, es más fácil para el cerebro recordar esta realidad y traerla una y otra vez a la conciencia, prácticamente de manera automatizada. Por ello es que en términos generales, se tiende a creer que Michoacán es un Estado violento por completo.
- La realidad subjetiva, es aquella que se presenta en las cifras, en las estadísticas y en los números que también existen y que indican algunos elementos interesantes, por ejemplo: a) que la violencia en Michoacán se presenta en un contexto de violencia nacional; b) que los homicidios dolosos, con mucha frecuencia se presentan como resultado de las acciones gubernamentales de combate a criminales o por ajuste de cuentas entre delincuentes; c) que la violencia en general -y me refiero a otros delitos menos impactantes para el cerebro-, van a la baja, es decir, se está mejorando.
En resumen, el cerebro humano tiende a trabajar de manera intuitiva, lo cual produce errores, heurísticas (concepto utilizado en neuromarketing) e ilusiones.
Lo anterior le quedará más claro en las próximas líneas.
Con seguridad usted no me creerá, lo mismo que no me creerá cuando le aseguro que la inseguridad en Michoacán también tiene mucho de ilusión. Para que usted y los demás michoacanos comprendan que la violencia también tiene mucho de ilusión, lo que tendrían que hacer es desconfiar de la primera de las realidad (videos y cuerpos mutilados). Y le sugiero esto, no porque no exista esta primera realidad, sino porque hay una segunda realidad que también tiene que observar y valorar y creer.
Si así lo hace, si observa que hay dos caras (realidades) en la moneda, me creerá cuando le aseguro que la violencia en Michoacán también tiene mucho de ilusión, aunque parezca ilusorio creerlo.