La crisis de violencia y la inseguridad que vivimos los mexicanos es estructural y trasciende sexenios. No se arregla de la noche a la mañana, admitió ayer Alfonso Durazo. “Si hay que repartir culpas, las tenemos todos”, reconoció.
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana se apartó así de la postura de AMLO que levanta el dedo acusador hacia los conservadores, fifís, machuchones y picudos.
Lo hizo durante su comparecencia ante senadores para analizar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública.
Durazo sabe que es riesgoso hacer pronósticos sobre el lapso que se requiere para revertir tendencias de homicidios, extorsiones, secuestros, narcomenudeo, que han ido al alza en esta 4ª Trasformación, según cifras oficiales.
AMLO lo hizo y ya quedó mal. Llegó a afirmar, en una entrevista con Ciro Gómez Leyva, que la delincuencia retrocedería desde el primer día de su mandato. No ocurrió
Una vez en La Silla se enfrentó con la realidad, aunque no perdió el optimismo. Ahora se da 6 meses más para ver resultados.
El secretario es más cauto. Le respondió a Dante Delgado que en un año, ya con la Guardia Nacional en activo, tendrá que notarse ese cambio.
“No habrá lugar para excusas ni justificaciones”, aseveró.
Y se atrevió a ir más lejos: el país estará en paz en el 2024. Suena bien, pero raya en la demagogia.
La comparecencia de Don Alfonso había sido un día de campo hasta que subió a la tribuna la senadora del PRI, Claudia Anaya. No se anduvo con miramientos.
Fue al grano: “Del 1º de diciembre a la fecha, la población nacional, lejos de encontrar en su gobierno consuelo empático o una ruta de solución a la severa crisis de seguridad pública, ha encontrado reproches, reparto de culpas y la recurrente expresión nos heredaron un cochinero”.
Y después de destacar que la ciudadanía empieza a impacientarse por la falta de resultados en la delicada materia, agregó:
“El malestar social tiene un origen primario. Son sus mentiras. Ustedes aseguraron que, llegando a la presidencia, se terminaba la violencia. Esa mentira es la que hoy los está hundiendo”.
En su turno, el senador independiente Emilio Álvarez Icaza hizo pedazos la Estrategia de Seguridad.
Dijo que tiene “varios qués y pocos cómos”. No trae ni diagnóstico ni cifras. No incluye una política de derechos humanos, entre otras cosas.
Destacó también la “invisibilidad” de Durazo frente a la presencia que AMLO le ha dado al secretario de la Defensa, Cresencio Sandoval, en temas de esa “institución civil” llamada Guardia Nacional.
“Lamentablemente, el titular del Ejecutivo se empeña, todos los días, en una lógica militar. Le asigna al Ejército un mayor rol público que en los sexenios neoliberales”, dijo.
Durazo, por cierto, anunció que se reorientarán recursos de diversos tipos, de las Fuerzas Armadas, para destinarlos prioritariamente a la seguridad pública. Concretamente a la formación de la Guardia Nacional
El Aeropuerto de Santa Lucía es nota en el extranjero. Un reporte del Eurasia Group, experto en detectar riesgos para los inversionistas, advirtió ayer que una planeación errática y costos crecientes retrasarían los proyectos de infraestructura de la 4ª T.
Toman el ejemplo del Aeropuerto de Santa Lucía, cuya construcción inicia el próximo lunes. Dice que los estudios de viabilidad operativa y ambientales “siguen pendientes”.
No pasó por alto la “aparición” del Cerro de Paula en la zona donde se construirá el citado Aeropuerto. Según la Sedena, los obligados ajustes que se harán a las pistas encarecerán en 8 mil millones de pesos el costo de la obra.
“La falta de coordinación, la planificación errática y el aumento de los costos de los proyectos de infraestructura generarán retrasos y continuarán agregando presión a las cuentas fiscales”, remata el reporte.