La batería en miniatura que transforma la orina en electricidad
Dr. Mirella Di Lorenzo, Senior Lecturer in the University of Bath's Departmente of Chemical Engineering, Wirc @ Bath & CSCT

Investigadores de la Universidad de Bath desarrollan una batería que genera electricidad a partir de orina, ofreciendo una solución económica y sostenible para países en desarrollo.

Un futuro lleno de energía y sostenibilidad se perfila con el desarrollo de una innovadora batería alimentada por orina, capaz de generar electricidad a bajo costo. Este avance es obra de un equipo de científicos de la Universidad de Bath, en colaboración con la Universidad Queen Mary de Londres y el Laboratorio de Robótica de Bristol, quienes han enfrentado y superado dos de los principales desafíos de las pilas de combustible microbiano: su elevado costo y limitada capacidad de generación energética.

La esencia de esta batería radica en su capacidad para transformar materia orgánica, específicamente la orina, en electricidad mediante procesos biológicos naturales. Compacta y más eficiente que sus predecesoras, esta batería promete un impacto significativo en el mundo en desarrollo, según aseguran los investigadores.

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Con la disminución de los suministros de combustibles fósiles y la creciente preocupación por la contaminación ambiental, la búsqueda de nuevas fuentes de energía se vuelve cada vez más urgente. En este contexto, la bioenergía emerge como una solución viable, y las baterías microbianas pueden jugar un papel crucial en su producción.

“Las baterías microbianas tienen un potencial real para generar bioenergía renovable a partir de desechos como la orina”, comenta la doctora Mirella Di Lorenzo, de la Universidad de Bath.

Sin embargo, la manufactura de baterías microbianas ha enfrentado limitaciones debido a sus altos costos. Mientras que los electrodos suelen estar compuestos de materiales asequibles, el cátodo tradicionalmente incluye platino, un metal costoso que acelera las reacciones eléctricas. Además, estas baterías generan menos energía en comparación con otros métodos de producción bioenergética.

La solución innovadora de este nuevo diseño de batería microbiana elude el uso de materiales caros para el cátodo, optando por una combinación de tela de carbono y alambre de titanio. Para incrementar la producción de electricidad, se incorpora un catalizador a base de glucosa y ovoalbúmina, una proteína presente en la clara de huevo.

“Hemos logrado multiplicar la cantidad de electricidad generada simplemente reorganizando la disposición de las baterías y modificando su diseño”, explica Di Lorenzo en una conversación telefónica con BBC Mundo.

La investigación ha dado lugar a avances notables, como el aumento de la longitud de los electrodos de 4 a 8 milímetros y la disposición de tres baterías en vertical, lo que ha permitido incrementar la generación de energía en diez veces.

“Estamos hablando de pequeñas cantidades de energía producidas a partir de unas pocas gotas de orina”, aclara Di Lorenzo. Aunque el desarrollo se encuentra en sus primeras etapas, el equipo está entusiasmado por el potencial que vislumbran.

Este avance podría revolucionar la producción de baterías microbianas, ofreciendo una fuente de energía accesible especialmente para países en desarrollo y áreas rurales desfavorecidas. La doctora Di Lorenzo imagina un futuro con “lavabos inteligentes” que convertirían desechos en electricidad de manera eficiente.

“Los retretes estarían equipados con dispositivos que transformarían los desechos en energía a través de un sistema de baterías microbianas”, añade.

Al centrarse en el uso de materiales económicos, el proyecto se orienta hacia la mejora del acceso a energía y la solución de problemas sanitarios en comunidades necesitadas.

“No solo mejorará el acceso a más energía, sino que también contribuirá a resolver desafíos sanitarios”, concluye la doctora Mirella Di Lorenzo.