El proceso contra Ismael “El Mayo” Zambada en Brooklyn revela conexiones y sobornos.
Estados Unidos.-En noviembre de 2018, la corte federal de Brooklyn, Nueva York, fue escenario de declaraciones impactantes durante el juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán. El abogado defensor alegó que Ismael “El Mayo” Zambada, no Guzmán, lideraba el Cártel de Sinaloa y había sobornado a ex presidentes mexicanos.
Tres años después, en el juicio contra Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad, testigos afirmaron que “El Mayo” sobornó a altas autoridades mexicanas, incluyendo al Ejército.
Estas acusaciones, aunque resonantes, quedaron sin resolución hasta la reciente captura de “El Mayo”. Su detención por el Departamento de Justicia de Estados Unidos y su inminente juicio en Brooklyn podrían esclarecer estos señalamientos.
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En un juicio anterior contra “El Chapo”, se reveló que García Luna estuvo implicado en actividades criminales, lo que llevó a su procesamiento. Ahora, con “El Mayo” enfrentando un juicio, se abre un nuevo capítulo en esta saga judicial.
El 7 de agosto pasado, el fiscal Francisco J. Navarro, especializado en narcotráfico y corrupción, se unió al equipo de fiscales. Pronto, “El Mayo” será trasladado a Brooklyn, donde enfrentará cargos por 17 delitos, incluyendo lavado de dinero y tráfico de fentanilo, superando en número a los cargos contra “El Chapo”.
El juicio inicial de “El Chapo” también incluyó acusaciones de sobornos millonarios a Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, lo que ambos negaron.
Durante el juicio de García Luna, el ex procurador de Nayarit, Edgar Veytia, testificó sobre protección al Cártel de Sinaloa por instrucciones de Calderón, lo cual también fue negado. Otro testigo, Sergio Villarreal alias “El Grande”, describió la colusión del cártel con el Ejército mexicano.
“El Mayo” ahora enfrenta dos posibles caminos: rechazar un acuerdo y arriesgarse a un largo juicio o aceptar una colaboración y recibir una sentencia reducida, como hicieron su hijo y hermano.
El fiscal Navarro ya ha demostrado su habilidad negociando acuerdos significativos, como el caso del narcotraficante colombiano Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, quien aceptó una condena de 45 años.