Es un virus que llegó para quedarse, la clave radica en cómo nos adaptamos los humanos a (con)vivir con él: señala Juan Ramón de la Fuente
Morelia, Michoacán.- El embajador de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, reveló este lunes en su columna publicada en un medio informativo nacional, que dio positivo en coronavirus.
En su texto, Juan Ramón de la Fuente publicó: “Fui positivo al Covid-19 y me sometí a una cuarentena rigurosa. Aunque estoy sano, tengo 68 años, que es un factor de riesgo. No obstante, mi evolución clínica ha sido muy benigna, prácticamente sin síntomas, como ocurre en 8 de cada 10 personas que contraen el virus”.
El también ex rector de la UNAM añade: “Trabajo a distancia y le he encontrado un enorme sentido a esta forma de seguir laboralmente activo. Escucho algo de música y puedo leer más. Me tranquiliza saber que mi familia y mis colaboradores están todos bien. Siempre guardamos sana distancia. Mi distancia de ellos ha sido física pero no social, estoy en constante comunicación con todos ellos. Menos aún me he distanciado afectivamente, al contrario, en todo caso ha habido una mayor cercanía”.
Incluso propone: “Sugiero que hablemos de distanciamiento físico (que no social) con acercamiento afectivo. Si usted no lo ha hecho, inténtelo, verá que funciona bien. Se cuida, protege a los otros, y puede establecer una genuina relación amorosa con la gente que le significa algo en su vida. De la forma como procesemos nuestra experiencia, individual y colectiva, dependerá nuestro futuro”.
Juan Ramón de la Fuente insiste en su colaboración con el informativo nacional: “si alguien se ha sentido angustiado estos días, no se preocupe, pienso que es apenas normal. Aceptemos que hay cierta incertidumbre, que esta puede generar temores fundados y que, por lo mismo, a todos conviene ser cautelosos. Pero ser cauteloso no significa ser catastrofista. El rumor, la alarma excesiva, el miedo infundado pueden ser más tóxicos que el virus mismo. Esos sí que pueden generar una angustia patológica y conductas irracionales, tales como atacar al personal de salud, que es el que más se arriesga para cuidarnos. Simplemente inadmisible”.
Y concluye: “Decíamos que el Covid-19 o SARS-CoV2, como específicamente lo ha denominado la Organización Mundial de la Salud, es un virus que probablemente llegó para quedarse, como tantos otros. No hay a la vista una razón para pensar que se va a ir ¿a dónde? La clave radica en cómo nos adaptamos los humanos a (con)vivir con él. Como es un virus nuevo, por lo menos entre nosotros, hay más preguntas que respuestas. Así que conviene no ser impacientes”.
“Seguramente iremos desarrollando paulatinamente cierta inmunidad, como ocurre con otros virus, contra los cuales hemos desarrollado anticuerpos ya sea a través de vacunas o porque nos infectamos. En ambos casos nuestro organismo desarrolla defensas. La ventaja de la vacuna es que desarrollamos anticuerpos sin enfermarnos, aunque a veces, tenemos alguna reacción al vacunarnos, ¿no es cierto?”
“De manera similar, con este virus podemos contagiarnos sin que necesariamente nos enfermemos. Pero de todas formas se generan anticuerpos, y eso es lo que se está estudiando ahora: qué tipo de anticuerpos, qué tan específicos, qué tanto nos protegen, por cuánto tiempo, etcétera”.
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