Tal vez, uno de los personajes políticos más influyentes en la construcción del Estado mexicano, pero a su vez menos reconocido en la cultura política mexicana, es José María Luis Mora.
Guanajuatense de nacimiento e historiador, escritor, teólogo y político de profesión, José María Luis Mora, representa al gran ideólogo del Estado mexicano laico. Doctor en Teología por la Real y Pontificia Universidad de México. Impartió cursos de filosofía y colaboró en publicaciones como El Sol, La Libertad, El Observador y El Indicador. Para diversos historiadores, el liberalismo mexicano de la primera mitad del siglo XIX, no puede concebirse sin la presencia y el ideario de Mora.
Como ideólogo, José María Luis Mora era partidario de la enseñanza laica, por lo que intentó desligar la educación del clero, y se distinguió por su empeño en lograr el acceso universal a la educación; él consideraba que los métodos de enseñanza podían transformar la conciencia cívica de las futuras generaciones.
Dentro de sus obras más destacadas escribió: “México y sus revoluciones”, siendo una obra que se caracteriza por la rectitud de los juicios, la ausencia de partidismo político y la serenidad e imparcialidad. La obra es considerada un clásico de referencia para el estudio de la historia mexicana.
En el año de 1833, el Doctor Mora formó parte del Congreso de la Unión como diputado por su estado natal, Guanajuato. Ese mismo año, Valentín Gómez Farías ocupó de manera interina la presidencia de la República, y llamó a José María Luis Mora para que fungiera como su consejero. Ambos realizaron las reformas estructurales que afectarían al país entero; en la estela de esas transformaciones sociales, se propuso la Ley que fundó el Establecimiento de Ciencias Ideológicas y Humanidades, cuyo director fue el propio Doctor Mora.
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Cuando Gómez Farias perdió la presidencia, Mora debió exiliarse en París. Allí enfrentó muchas necesidades y debió llevar una vida casi miserable. Sin embargo, volvió a la política cuando Gómez Farías recuperó la presidencia de manera provisional en 1846. Al año siguiente, dejó París para trasladarse a Londres, donde ejerció como Ministro Plenipotenciario de México ante la Gran Bretaña. Su trabajo en Londres no se prolongó durante demasiado tiempo, puesto que, falleció en París el 14 de julio de 1850.
El poder realizar esta breve remembranza de uno de los personajes más influyentes del México del siglo XIX, es una oportunidad para analizar nuestra historia como un proceso histórico en el cual participaron hombres y mujeres de fuertes convicciones liberales, más allá de oportunismo políticos como los que se viven hoy en día.