Qué oportuno el anuncio del – todavía- presidente municipal de Morelia, Raúl Morón Orozco: el Ayuntamiento adquirió 50 tanques de oxígeno que prestará a la ciudadanía, y cuatro mil recargas para estos. Además, un mil de pruebas de COVID-19.
A 11 meses de que se confirmó el primer caso positivo de SARS-CoV-2 en México, es la primera vez que el edil moreliano implementa una medida pertinente ante la epidemia…sobre todo para sí mismo y su aspiración a la gubernatura de Michoacán.
Qué mejor manera de despedirse de su cargo al frente del municipio, que con ese notición. A ver si así se nos olvida que se ha distinguido por oponerse a las disposiciones sanitarias del actual gobernador, y que cuando las secundó, lo hizo siempre tarde.
A dos días de su salida definitiva de la administración local, el reporte oficial señala a Morelia como la demarcación con mayor número de contagios en el estado, que suma nueve mil 583 casos confirmados. En el último corte diario, se cuantificó también la pérdida de 18 vidas en la capital.
Si bien, romper la cadena de contagios es una corresponsabilidad compartida entre gobiernos y ciudadanía, la parte que corresponde al mandato de Raúl Morón ha dejado mucho qué desear. Su vacilación, desacato y contradicciones, se siguen proyectando en la sociedad misma.
Así, este oportunismo es sólo un ejemplo más de lo que sucede a nivel nacional, con los “servidores de la nación” -o mejor dicho, los operadores al servicio de Morena- aplicando vacunas, y políticos morenistas aprovechando la ocasión para hacerse propaganda electoral.
Qué bueno, sí, que la población moreliana contará con estos apoyos. Es innegable que son necesarios, como innegable es que, el mismo funcionario que ahora los anuncia, pudo contribuir en mayor medida a que esta urgencia no se presentara.
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Quizá la gente, que tanto ha perdido, le cobre la factura en las urnas. Y como su renuncia al cargo de munícipe será definitiva, es probable que en junio próximo… se quede como el perro de las dos tortas.