Por Kali Tapia Martínez
En el proceso electoral de Michoacán, la atención se ha centrado en la contienda por la gubernatura, y en segundo término en las candidaturas a presidencias municipales; sin embargo, las campañas por las diputaciones federales y locales han quedado rezagadas, no obstante su trascendencia por la necesidad de conformar legislaturas plurales que realmente representen los intereses ciudadanos.
Aún en la víspera de las elecciones, el electorado tiene a su alcance elementos suficientes para reflexionar su voto, más allá de filias y fobias asociadas a los partidos políticos, con base en los perfiles y propuestas que ofrecen las y los contendientes que aspiran a ocupar los curules, desde donde decidirán en nombre de todas y todos.
En consecuencia, y para garantizar el ejercicio pleno de la democracia, resulta innegociable la presencia de contrapesos que frenen cualquier intento autoritario de imponer el interés de unos cuantos sobre la voluntad popular, situación altamente probable si la ciudadanía responde a la convocatoria del “voto masivo”, que resultaría en una mayoría calificada que podría reformar, a discreción, la Constitución Política de México.
Como resultado de la votación lineal de 2018, en el transcurso de los últimos tres años, Morena y sus partidos satélites han ejercido la sobrerrepresentación legislativa en el país, al tomar decisiones unilaterales que privilegian los propósitos del presidente de la República.
En esa, la pasada elección, un gran sector de la población votante concedió a personajes, de quienes incluso desconocía sus nombres, el privilegio de ocupar puestos para los cuales no tenían -ni tienen- capacidad ni preparación, y que mucho menos les mueve la vocación de servir al pueblo.
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Si bien, en todos los partidos políticos hay aspirantes cuyas propuestas y formación resultan atractivas, no debemos olvidar que, de pertenecer a la marca que hoy ocupa el poder Ejecutivo, su desempeño será regido según convenga a éste y los caprichos de su titular, que ha demostrado ser intolerante a las críticas e ideas que no sean las suyas.
Así, si el próximo domingo 6 de junio optamos por el voto útil, no por ello dejará de ser reflexivo.