Morelia, Michoacán.- El 18 de marzo de 2020, la Secretaría de Salud federal confirmó el primer deceso por COVID-19 en el país. El pasado 1 de noviembre, informó el registro de 91 mil 895 personas fallecidas por la misma causa. Así, la madrugada de este 2 de noviembre, México celebró una nueva Noche de Ánimas, con el retorno de casi 92 mil almas que trascendieron a la muerte a causa de la pandemia.
Sin embargo, en lugares como el Centro Histórico de la capital michoacana, se evidenció la concentración masiva de quienes no temen que sus fotos sean las siguientes a colocar en las ofrendas mortuorias del 2021, y menos le importa ocasionar que gente inocente, sin deberla ni temerla, pague las consecuencias de su evidente irresponsabilidad social.
Ingresa a: Tecnología aplicada al medio ambiente
Eso sí, la gran ausente, fue la “autoridad” municipal, que se quedó en casa y guardó distancia como si nada le correspondiera hacer al respecto. Hasta que pasó el jolgorio, fue cuando amenazó con cerrar el primer cuadro de la ciudad… ¿ya para qué?
En la segunda quincena de abril, cuando el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, declaró el confinamiento obligatorio en el estado para evitar la propagación de la pandemia, el edil morenista de Morelia, Raúl Morón Orozco, desestimó públicamente el decreto estatal. Desde entonces, se ha declarado en contra de los planes del jefe del Ejecutivo michoacano para endurecer las medidas contra el SARS-CoV-2.
En una entrevista para el Sol de México, a principios de agosto, afirmó que es la administración local que encabeza la que toma las decisiones sanitarias en el municipio y que debemos aprender a convivir con la contingencia… ¿es lo sucedido el reciente fin de semana largo, un reflejo de su postura omisa?
Ingresa a: Hacia una maternidad libre, responsable e informada
En la política como en todos los aspectos de la vida, cuando no pichas, no cachas, ni dejas batear, los estragos no se hacen esperar.
¿A cuántas ánimas más, víctimas de la pandemia, esperaremos la Noche de Muertos del año que viene? ¿Hemos aprendido la lección? Parece que no.