Por Kali Tapia Martínez.
Rumbo al proceso electoral de 2018, aspirantes a cobrar del erario se amontonaron bajo el cobijo de la popularidad de Andrés Manuel López Obrador para conseguir, sin méritos propios, los cargos públicos que al fin les llegaron al precio.
Habían huido a la desbandada de los partidos que utilizaron como trampolín para brincarle a Morena, la esperanza de los cadáveres políticos y suspirantes sin medios, trayectorias o nombres que ganen elecciones. Y a su favor, las ganó el ahora Presidente de la República, les proveyó los espacios que hoy ocupan, aunque no propongan, abonen ni transformen.
Prueba de ello es que, todavía sin otro proyecto que les identifique entre sí, más que el de gozar de las mieles de la nómina gubernamental, 29 ya se jalonean la candidatura por la gubernatura de Michoacán.
¿Cuál es su propuesta ciudadana, su planteamiento en común? No existen. Si hay algún plan rescatable, se perdió en el proceso interno ambiguo de 11 precandidatas y 18 precandidatos que ya se dicen muy morenistas, y de quienes vemos sus amplias sonrisas en el bombardeo de publicidad, aunque de la mayoría ni percibimos su existencia mientras estuvieron “representando” distritos o municipios.
¿Quiénes son, qué han hecho? Suenan sólo tres o cuatro, y no precisamente por la destacada labor en el cumplimiento de sus obligaciones como funcionarios al servicio de la ciudadanía, que es la razón de ser de sus salarios.
Subestimando a la oposición, se fían de que la figura del jefe del Ejecutivo federal les seguirá alcanzando para refugiarse. Pero su nombre no aparecerá en las boletas para liderar el voto lineal, como en las elecciones pasadas.
Ingresa a: Ya va llegando diciembre y sus posadas
Mientras que, sin tanto alboroto y en verdadera unidad, el Equipo por Michoacán va definiendo una candidatura aliada. Porque lo que parecía perdido hace dos años, ya no lo parece ni lo está.