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Los días 06 de julio, 24 de julio y 23 de octubre pasados se publicaron en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo Presidencial por el que se establecen las bases generales para la rendición de cuentas de la Administración Pública Federal y para realizar la entrega-recepción de los asuntos a cargo de los servidores públicos y de los recursos que tengan asignados al momento de separarse de su empleo, cargo o comisión, el Acuerdo Secretarial por el que se establecen los Lineamientos Generales para la regulación de los procesos de entrega-recepción y de rendición de cuentas de la Administración Pública Federal y el Oficio Circular que establece el inicio al proceso de entrega-recepción y de rendición de cuentas de la Administración Pública Federal 2012-2018, respectivamente.

Con estos instrumentos jurídicos son la base del proceso de rendición de cuentas al que, de forma fatalista, es decir, inevitablemente deberá encontrarse inmerso el gobierno federal durante el próximo año. Esto a la par de los procesos electorales que se habrán de celebrar tanto en los gobiernos municipales, estatales y el federal. Se trata de un aspecto fundamental para dar cuentas, de forma transparente y ordenada, del estado que guardan los asuntos a ser entregados para los próximos responsables de las políticas, finanzas y administraciones públicas.

En el caso del gobierno federal, el Titular del Ejecutivo Federal ha instruido a todo el conjunto de instituciones que conforman la Administración Pública Federal a entregar el Informe de Rendición de Cuentas de la Gestión Gubernamental que comprenderá el periodo del 01 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2018.

Para la elaboración de este informe, se han definido 3 etapas: la primera concluye el 30 de abril de 2018 e implica registrar la información correspondiente del 01 de diciembre de 2012 al 31 de diciembre de 2017; la segunda concluye el 28 de septiembre de 2018 y deberá de registrarse la información del primer semestre de 2018; y, la tercera que concluye el 31 de octubre de 2018 con la información de cierre, dividida con cifras reales al 31 de agosto y con cifras estimadas del 1 de septiembre al 30 de noviembre de 2018. Un pequeño rompecabezas de reportes e informes propios de nuestra tradición administrativa. Tema recurrente para las oficinas de gobierno cada 6 años y que se replica de forma similar en los cambios sexenales, dando lugar a un jugoso negocio de asesorías y despachos especializados para acompañar en estos procesos.

Pero lo importante a destacar es que esta información, pocas veces trasciende los escritorios de los responsables de la misma o de los involucrados en su elaboración, autorización o resguardo. Y es necesario para el fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas que exista una mayor participación ciudadana en los procesos de rendición de cuentas sexenales.

Sólo por dar un dato duro, en estos tres documentos no hay ninguna referencia a la palabra ciudadanía o ciudadano, y sólo hay una referencia, sólo una, a la palabra ciudadana. Cuando en el artículo 32 de los Lineamientos Secretariales se hace referencia a la relevancia de los programas, proyectos o políticas públicas que pudieran ser considerados como Libros Blancos. En este sentido, el término y enfoque que estos instrumentos pongan en el centro de la rendición de cuentas a la ciudadanía está lejos de ser el aspecto principal de su razón de ser. Más bien, se trata de cumplir con la tradición administrativa de entregar el informe de cierre y pasar la papa caliente al que sigue.

Hay que darle la importancia que requiere el próximo proceso de rendición de cuentas porque es necesario que nuestra democracia avance no sólo en papel. El fortalecimiento de las instituciones democráticas debe de estar acompañado de una ciudadanía que salga a votar y a evaluar, con su voto, a sus gobiernos y gobernantes. Un esquema fundamental para toda evaluación es que se tenga conocimiento de si se cumplió o no con los compromisos, objetivos, metas e indicadores propuestos. Para ello, el proceso de entrega-recepción puede ser muy valioso, si es que no queremos depender únicamente de aspectos subjetivos o superficiales que se habrán de ventilar, como es de costumbre, en las campañas electorales.

Considero, desde mi punto de vista, que la participación de las Universidades, organismos de la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y del conjunto de actores involucrados directa o indirectamente en el incipiente Sistema Nacional Anticorrupción en el proceso de rendición de cuentas del próximo año es un factor clave para que su voz y eco resuene en una ciudadanía que debe transitar de la pasividad a un rol más activo para ir abonando en el perfeccionamiento de la democracia en México. Es momento de poner a los ciudadanos en el centro también de estos temas, pero al ser muy especializados, una pequeña ayuda de los expertos, no está de más.

Ernesto Navarro.

ernesto_unam@yahoo.com.mx

Fuentes:

www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5489261&fecha=06/07/2017

www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5491652&fecha=24/07/2017

www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5502101&fecha=23/10/2017