Por el proyecto que representa, a nivel nacional, Morena sigue dando buenos resultados a lo largo y ancho del país. Eso, además de equilibrio y gobernabilidad, ha traído muchas acciones de beneficio colectivo, específicamente obras de gran impacto. Solo para poner un ejemplo, el presidente López Obrador, en el mes de abril, tiene una aprobación de más del 60%, de acuerdo con la metodología que divulgó El Financiero. Todo eso, sin lugar a dudas, gira en torno del proceso electoral que actualmente estamos viviendo, especialmente en la toma de decisiones que se depositarán en las urnas el próximo dos de junio.
Eso mismo pasará en todo el territorio nacional. Todos los gobernadores y gobernadoras de Morena, en su gran mayoría, promedian buenos números en apoyo de la ciudadanía. Por razones obvias, eso genera mucha certidumbre de los aspirantes que compiten por un puesto de elección popular. Es como parte de una cultura política. Es decir, cuando un gobierno trabaja y cumple al pie de la letra lo que prometió, eso provoca un clima propicio para recibir el voto de confianza. Eso lo vemos en pleno proceso de campaña, como el caso de la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum. Ella, además de la capacidad que ha demostrado, representa a un movimiento que, por mucho, ha marcado una gran diferencia y, sobre todo, un papel importantísimo en la transformación de la Ciudad de México.
La otra cara de la moneda, por ejemplo, es el propio Frente Amplio por México. Ellos, sin duda, están pagando el precio del desencanto que viven en todo el país. Justo en este instante, el PRIAN padece la peor crisis de su historia. Por un lado, tiene una candidata presidencial que, evidentemente, ha resultado un rotundo fracaso y, por el otro, no tienen un proyecto de gobierno. De hecho, para nadie es una sorpresa que las primeras posiciones del Ranking de gobernadores sean para los abanderados de Morena. Es un síntoma del buen desempeño que, a la postre, sigue cosechando buenos frutos.
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De acuerdo con la encuesta que publicó Demoscopia Digital, hay seis gobernadores emanados de Morrena entre los 10 mejores calificados a nivel nacional. Entre ellos, claro está, el mandatario estatal de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla. Con datos precisos, casi el 66% de la población civil respalda el trabajo o, mejor dicho, están de acuerdo con las políticas públicas que han ido aterrizando a lo largo de casi tres años. Efectivamente, hay una gran diferencia de aquel arranque hasta ahora. Me refiero a que, por mucho, Bedolla tuvo que recomponer el desaseo que dejó la pasada administración. Inclusive, el mandatario adoptó medidas de austeridad para equilibrar las finanzas. Eso, entre muchas acciones más, han colocado al jefe del ejecutivo en condiciones inmejorables y, de paso, se ha consagrado como un liderazgo de mucho peso en los ambientes políticos.
Siendo el mayor activo político de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, como lo es el presidente López Obrador en todo México, será un factor que influya en el próximo proceso electoral. En las dos visitas de Claudia Sheinbaum, por ejemplo, se notó la capacidad de movilización y la fuerza que ha ido acumulando. Los asistentes, en su gran mayoría, simpatizan o son afines al gobernador y a toda la estructura que se ha ido edificando con el trabajo de base. Se nota que, cuando hay voluntad y trabajo, los resultados vienen de la mano.
Se calcula que, en pleno proceso electoral, Morena se quede con los ayuntamientos más importantes del estado, lo mismo que la mayoría de distritos locales y federales. De ese modo está en condiciones de ganar la capital con otro activo crucial. Hablamos de Carlos Torres Piña. Hace unos días, de hecho, Claudia Sheinbaum le dedicó unas palabras de aliento y, en esa tesitura, dijo que Morelia tendrá todo el apoyo de la federación para resolver el tema del agua aquí.
A propósito, Carlos Torres Piña, en la recta final de la campaña, sigue encabezando la intención del voto de los morelianos. De acuerdo con la encuesta de Rubrum, el exsecretario de gobierno promedia más del 42% en la carrera por el ayuntamiento. Es decir, una distancia que, en definitiva, es muy importante para apretar el acelerador en el último tramo de este ejercicio proselitista. En pocas palabras, Morena acaricia la alternancia en Morelia, punto clave para cualquier aspiración a corto plazo. De ganar la alcaldía, Torres Piña será, sin duda, la carta más fuerte, en el relevo institucional del gobierno del estado. Así se asume el futuro electoral que, una vez que termine el que vivimos, comenzará la carrera por las elecciones intermedias del 2027, eso sí, con una izquierda en plenitud en Michoacán.
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