Carlos Castañeda
Foto: Carlos Castañeda

En muchos países, el Estado agracia a medallistas de pagar impuestos derivado de las preseas obtenidas o gratificaciones realizadas por sus respectivos comités olímpicos, en un sentido estricto no debería de tener lugar pero en su sentido moral e intrínseco esto tiene cierta lógica, entendamos a estos atletas que tras realizar hazañas impensables y hacer quedar en alto al país, reciben una bonificación. Si bien estas gratificaciones se dan para incentivar a los deportistas mexicanos tras su ardua preparación, en stricto sensu estamos hablando de un ingreso.

Pongamos un ejemplo, si cualquiera de nosotros se gana la lotería, este debe de pagar impuestos, si una persona que trabaja de sol a sol es recompensado por su patrón con una bonificación, este es considerado como un ingreso y por lo tanto grava impuestos.

Si bien per se el ganar una medalla en cualquier competencia internacional eleva de manera positiva la percepción que se tiene de un país, no debemos de olvidar que en nuestro país el ingreso obtenido por un mexicano causa impuestos. Y no es que no apoye el deporte mexicano, pero si eximimos este tipo de ingresos de cualquier forma de tributo, en un futuro no muy lejano tendremos formados a filósofos, científicos y artistas esperando su turno para presentar demanda de amparo para que esta se ostente como violatoria, esto con la excusa de que elevan la perspectiva positiva de nuestro país.

Ahora bien, los deportistas deberán si lo que quieren es no perder el ciento por ciento de sus erogaciones al fisco, solicitar apoyo técnico profesional para observar posibles opciones de como retornar algo de sus impuestos pagados.

Esperemos que México crezca día con día en la siembra de medallas y como resultado los atletas además de ser extraordinarios deportistas, ahora sean bastos conocedores de la materia fiscal. Es Cuanto.


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