La producción en la agrícultura enfrenta una amenaza significativa debido al impacto de la sequía.
Francisco Javier Ugalde, experto del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, ha lanzado una señal de alarma respecto al impacto de la sequía en la agricultura esperada para 2024 y su efecto devastador en la producción de cultivos.
Se estima que las cosechas podrían disminuir entre un 30 y un 50 por ciento.
La resistencia de los cultivos al estrés hídrico varía considerablemente; por ejemplo, el frijol requiere 800 litros de agua para producir un kilogramo de semilla, mientras que el maíz necesita 2 mil litros para el mismo rendimiento.
Esta variabilidad en el consumo de agua hace que algunos cultivos sean más vulnerables a la escasez de precipitaciones.
Granos más resistentes
Para combatir la amenaza de la sequía, se está trabajando intensamente en la investigación para desarrollar variedades de maíz y frijol que puedan soportar períodos de escasez de agua. Estas variedades podrían ser clave para mantener la producción en condiciones adversas.
Además, Ugalde aboga por la adopción inmediata de tecnologías avanzadas que mejoren los sistemas de irrigación existentes. La implementación de métodos de riego eficientes podría ser crucial para reducir el impacto de la sequía en la agricultura.
Es esencial que la comunidad científica y los productores agrícolas colaboren estrechamente para abordar este desafío, buscando soluciones innovadoras y adoptando prácticas sostenibles.
En un futuro cercano, la eficiencia en el uso de los recursos hídricos será fundamental para la seguridad alimentaria y la estabilidad económica del sector agrícola.