Exploran el efecto de la prohibición de terapias de conversión en la comunidad LGBTQI+, como lo son las infancias trans.
Ciudad de México.-En distintos estados de Latinoamérica, se han puesto en marcha legislaciones que prohíben las llamadas terapias de conversión, actuaciones que intentan modificar la identidad de género de las personas. Estas se consideran violatorias de los derechos humanos de la población LGBTQI+.
A pesar del respaldo de ONGs e instituciones estatales a estas leyes, han surgido debates en ciertos sectores sociales que exponen su rechazo a que se permitan los procesos de transición de identidad sexual y de generó.
Argumentan que la erradicación de las terapias de conversión podría restringir la asistencia psicológica a individuos LGBTQI+, además de exponer a los niños a la “promoción de transgenerismo e ideologías de género”.
El escritor Agustín Laje ha profundizado en las consecuencias de promover estas prohibiciones, calificándolas de “prohibicionismo de la tortura”.
En el podcast “Así avanza Soros en América Latina con la ideología de género”, Laje junto a especialistas en salud mental, como Nael Condell, debaten sobre “la otra cara” de estas leyes.
Según ellos, las terapias de aceptación de identidad incitan a menores a buscar tratamientos hormonales y cirugías de cambio de sexo, prácticas que califican de perjudiciales.
Estos tratamientos podrían causar efectos nocivos como la descalcificación ósea y alteraciones en el desarrollo cerebral y de otros órganos.
Además, Laje y Condell sostienen que detrás de la promoción de terapias de hormonación y cirugías de cambio de sexo hay intereses de corporaciones y entidades clínicas.
“El bombardeo de la idealización de tratamientos hormonales, convierte a las personas sanas en pacientes crónicos de por vida”, declara Condell, enfatizando la influencia de la ideología de género en el beneficio económico de las farmacéuticas.
El aumento de 400 por ciento en adolescentes trans es visto por Laje y Condell como un fenómeno inducido por intereses económicos y apoyado por redes sociales y educación sexual no sexista.
Señalan que el modelo afirmativo, que prohíbe diagnósticos basados en orientación sexual o identidad de género, podría ser nocivo para los menores.
Finalmente, Laje y Condell critican las leyes contra las terapias de conversión, como la aprobada en México, alegando que limitan las opciones de apoyo para la población LGBTQI+, al validar únicamente las terapias que afirman la identidad de género.