Explorando cómo una posible presidencia de Trump podría afectar los planes de nearshoring de México.
Donald Trump, quien estuvo a punto de ser asesinado por una bala que apenas rozó su oreja, se ha convertido en un mártir para los republicanos, influenciando significativamente la intención de voto de muchos estadounidenses.
Ante la posibilidad de que Trump sea reelegido, el gobierno mexicano entrante ve en peligro sus estrategias de nearshoring y las expectativas de atraer inversiones de empresas chinas, deseosas de establecerse cerca del mercado estadounidense.
Para afrontar un posible mandato de Trump, el equipo de Claudia Sheinbaum, la futura presidenta de México, incluirá a personalidades que, aunque no son cercanas a ella, tienen experiencia en tratar con Trump. Entre ellos está Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores, a quien Trump señaló directamente.
Trump relató que había pedido 28 mil soldados en la frontera para controlar la migración, y tras sentirse menospreciado por los negociadores mexicanos, amenazó a Ebrard con imponer un arancel del 25% por cada automóvil exportado desde México a Estados Unidos.
A pesar de que Trump se mofó del coeficiente intelectual de Ebrard, esto presentó una oportunidad para que Sheinbaum lo defendiera y mejorara su posición dentro de su gabinete.
México enfrenta el dilema de mantener relaciones comerciales tanto con China como con Estados Unidos, donde Trump podría intensificar la guerra comercial con China y promover un nearshoring que beneficie directamente a Estados Unidos, marginando a México. A pesar de la proximidad geográfica y los tratados de libre comercio, las nuevas inversiones extranjeras han sido menores en 2023 y 2024 comparadas con las de 2018.
Nearshoring de Claudia Sheinbaum y Trump
Si la estrategia del nuevo gobierno mexicano es canalizar inversiones chinas hacia Estados Unidos, los tratados de libre comercio y la proximidad geográfica podrían no ser suficientes. Trump, conocido por su enfoque proteccionista, podría dificultar estos planes significativamente.
Además, la falta de infraestructura adecuada en México, exacerbada por problemas de sequía y saturación eléctrica, complica aún más la posibilidad de un nearshoring significativo.
Trump podría utilizar la revisión del T-MEC como una herramienta para presionar aún más al gobierno de Sheinbaum, quien también debe lidiar con problemas persistentes como la inmigración y el narcotráfico.
En conclusión, Trump representa un gran desafío para los planes económicos de Sheinbaum, no solo por su presión constante, sino también porque sus políticas podrían desmantelar los esfuerzos de nearshoring de México.
El error más grande sería subestimar su capacidad para influir y cambiar las dinámicas políticas y comerciales actuales.