El atentado contra Trump y sus efectos en el panorama político estadounidense.
Estados Unidos.-Desde el lanzamiento de su campaña electoral, Donald Trump ha ido ganando popularidad de manera constante, su apoyo entre los republicanos no disminuyó ni por sufrir un atentado, ni tras ser hallado culpable de 34 cargos, situación que, irónicamente, fortaleció su imagen entre sus seguidores, quienes criticaron al sistema judicial por supuestamente intentar bloquear su regreso al poder.
Conforme la aprobación de Joe Biden disminuía, especialmente después de un desempeño poco convincente en el primer debate televisado por CNN, Trump fortalecía su camino hacia la Casa Blanca. Sin embargo, el punto de inflexión en la carrera presidencial fue el atentado contra Trump. Este evento, del que el expresidente salió ileso milagrosamente, revolucionó el escenario político.
La Convención Nacional Republicana, que tuvo lugar poco después del intento de asesinato, se convirtió en un momento clave para Trump, quien fue ovacionado por los asistentes, muchos de los cuales mostraron su apoyo de manera simbólica. Su retorno a la escena pública después del ataque le ayudó a escalar posiciones en las encuestas, mientras que la contracción del Covid por parte de Biden poco después, perjudicó aún más la imagen del demócrata.
Te puede interesar: Donald Trump lidera las encuestas tras reciente atentado
Posteriormente, el partido demócrata tuvo que tomar medidas severas para intentar frenar el ascenso de Trump, incluyendo la posibilidad de retirar a Biden de la contienda. A pesar de ello, Kamala Harris emergió como una candidata fuerte para reemplazarlo.
Aunque Trump mantiene su popularidad, no puede ignorar el creciente apoyo a Harris. Ambos candidatos están compitiendo de cerca, buscando ganar en estados clave.
El atentado también tuvo repercusiones en el ámbito de la seguridad. Al día siguiente del incidente, comenzaron las investigaciones sobre las fallas de seguridad. Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto, fue la más criticada y terminó renunciando el 23 de julio tras admitir su incapacidad para asegurar la protección de Trump.
Dado este contexto, surge la pregunta de cómo habrían sido las cosas si el atentado no hubiera ocurrido, considerando la velocidad con la que se han desarrollado los eventos en la política de Estados Unidos desde ese momento.