Investigadores estadunidenses realizaron un estudio sobre la relación entre la orientación sexual y enfermedades cardíacas, y reportaron que los hombres bisexuales tienen mayor riesgo de padecerlas en comparación con los hombres heterosexuales.
El autor principal del estudio, Billy Cáceres, de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Nueva York (NYU), destacó que los resultados sugieren que los profesionales de la salud pública deben intensificar pruebas de detección y prevención para reducir el riesgo de este tipo de enfermedades en hombres bisexuales.
En la investigación se examinaron diferencias entre los factores de riesgo para enfermedades del corazón en hombres de diferentes orientaciones sexuales.
Los factores de riesgo incluyeron angustia mental, consumo de tabaco y alcohol, tipo de alimentación y condición física, además de la presencia de obesidad, hipertensión, diabetes y colesterol.
Los participantes que informaron tener angina, enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, ataque cardíaco o accidente cerebrovascular se consideraron con un diagnóstico de enfermedad cardíaca.
Los especialistas analizaron las respuestas de siete mil 731 hombres de entre 20 y 59 años que formaban parte de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (2001-2012), una investigación que se utiliza para controlar la salud de los ciudadanos estadunidenses.
Las diferencias se analizaron por grupos en función de su identidad sexual: hombres homosexuales, hombres bisexuales, hombres heterosexuales que tienen sexo con hombres, y hombres heterosexuales.
Según los resultados, las personas bisexuales tenían mayores tasas de factores de riesgo de enfermedad cardíaca en relación con los hombres heterosexuales. Estos factores de riesgo fueron angustia mental, obesidad, presión arterial elevada y diferentes tipos de diabetes.
En un comunicado de la Universidad de Nueva York, Billy Cáceres afirmó que “los médicos deben ser educados acerca de la salud de las minorías sexuales y examinar rutinariamente a los hombres bisexuales, además de considerar la angustia mental como un factor de riesgo para las enfermedades cardíacas”.