Hemos dicho en ocasiones anteriores que no es igual persuadir que manipular. El que sabe persuadir, convence. El que sabe manipular, obliga.
Entre convencer y obligar hay una gran diferencia y esto es fácil de decir, aunque sé que algunas personas no querrán reconocer que sí existe una gran diferencia. Sin embargo, también se complica porque persuadir y manipular llevan el mismo objetivo: convencer a alguien de que modifique su conducta y haga algo que nos interesa. Por esto suele creerse que es lo mismo.
Hoy a mí me interesa mostrarte el arte de persuadir, para que tu comunicación sea más efectiva.
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¿Cómo hay que hablarle a una audiencia, a un cliente potencial, a tus alumnos, a tu pareja o a quien sea que esté por recibir tu mensaje para persuadirlo? Dos ideas poderosas:
a) Si el mensaje que daremos es contrario a la actitud de quien escuchará, el habla debe ser rápida.
b) Si el mensaje que daremos coincide con la actitud de quien escuchará, el habla debe ser lenta.
Así de simple.
*El autor es consultor y capacitador, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho / WhatsApp 4433181742.
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