Faltan ocho días de campaña y once para la cita con las urnas. Todo pareciera indicar que AMLO va en caballo de hacienda rumbo a la Presidencia de la República.
Hay escenarios que prevén incluso un triunfo tan arrollador del abanderado de Morena que no pocos temen que se rompan los equilibrios Ejecutivo-Legislativo.
Luis Carlos Ugalde, el mero mero de Integralia Consultores, es de los que no descartan esa posibilidad.
Andrés es el puntero estable en las encuestas desde hace meses. Algunas le dan más de 20 puntos de ventaja. Se le ve tranquilo, confiado. Lleva en la boca la sonrisa de quien ya se siente triunfador.
- El reverso: lo que he visto, oído y conversado con participantes activos en las distintas campañas refleja desánimo en el Frente y confianza del PRI en su estructura.
“Son muchos puntos que remontar y poco tiempo para hacerlo”, nos dijo, en corto, un colaborador de Ricardo Anaya.
En el PRI, por el contrario, confían ciegamente en la maquinaria.
“Tenemos 70 mil activistas conscientes de que hay que trabajar fuerte”, aseguraba ayer un lugarteniente de René Juárez.
“¡Tenemos listo al mejor Ejército!”, escribió a en Twitter José Antonio Meade. “Somos el único partido con estructura en los 32 estados”, nos dijo, por separado, Vanessa Rubio.
La coordinadora de la oficina del candidato Meade presumió que ya son tres las encuestas que colocan al abanderado de Todos Por México en segundo lugar, a menos de diez puntos del puntero: Números, Conteo y Pop.
Hay que ver qué dicen las mediciones de casas encuestadoras como Mitofsky, Parametría, Buendía & Laredo, Ulises Beltrán… Si la tendencia se confirma, tendremos una elección cerrada.
Un experto electoral nos hacía notar ayer que todos los candidatos de Morena en el país aparecen junto a López Obrador en los espectaculares. Es el gancho para jalar el voto.
La bronca es que esos espectaculares traen número de serie y el INE los contabiliza como gastos de campaña. El 50% se le carga al candidato local y el otro 50% al presidencial.
No hay que olvidar que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que la elección se puede anular por rebase de topes de campaña, aun si la distancia entre el primero y el segundo es de más del cinco por ciento.
Con tantos espectaculares, El Peje no está lejos de su tope y el PRI lo sabe.
El escenario inquieta. Las autoridades electorales carecen de credibilidad para evitar desbordes.
Lo peor es que no hay una política de comunicación efectiva —ni quien la encabece— para neutralizar la idea, que he escuchado en alguno de los candidatos presidenciales, de que este instituto “está peor que el IFE”.
- Vanessa Rubio, por cierto, nos envió ayer un texto que tituló “la gota que derramó el vaso y vació al Frente”:
Dice: “El equipo de Anaya acusa al expresidente panista Felipe Calderón, a Jordi Herrera y a Ruiz Sacristán de estar involucrados en una trama fantástica transexenal relacionada con Odebrecht que carece de fundamento”.
Se refería a la denuncia de Anaya por el Convenio Etileno XXI que se firmó el 25 de febrero de 2010.
La “vacilada”, como llama Meade a la citada denuncia, se hizo con el fin de crear una cortina de humo alrededor de su defensa contra actos de corrupción, puntualizó Rubio.
- El Consejo Político del PRI, por cierto, tiene reunión extraordinaria a las 19 horas para hacer un balance de la campaña de Meade y trazar líneas de acción en la recta final.
“Se proyecta seguir hablando de las virtudes del candidato Meade como el único capaz de enfrentar la coyuntura económica derivada de la guerra comercial de Trump”, nos dijo el colaborador de René Juárez.
Pero también insistir en el voto razonado y no enojado.
- El canciller Luis Videgaray negociaba con el gobierno de Donald Trump un acuerdo llamado “Un Tercer País Seguro” para migrantes centroamericanos que solicitaran asilo en Estados Unidos.
El acuerdo consistía en dar asilo en México a centroamericanos perseguidos, amenazados, azotados por la violencia que se vive en sus países de origen y que previamente hubiesen sido rechazados por los vecinos del norte.
“Es una enorme concesión a los gringos. Lo quería aceptar, pero se dio cuenta de que no había condiciones y no se concretó”, nos asegura Jorge Castañeda, otrora secretario de Relaciones Exteriores de México.
Esta política ha dado como resultado la separación y el “enjaulamiento” —lo vimos en las imágenes— de niños cuyos padres ingresaron ilegalmente a Estados Unidos.
Son mil 995 los menores separados de sus progenitores, según cifras que dio ayer Videgaray, quien calificó de “cruel e inhumana” la famosa “tolerancia cero” de Trump con los ilegales procedentes del sur.
De ese total, 21 son mexicanos, la mayoría de los cuales ya fueron repatriados. Quedan siete en esas jaulas. El 99% son originarios de Guatemala, Honduras y El Salvador.
El excanciller Castañeda dice que la “tolerancia cero” es un chantaje de Trump al Congreso de su país a fin de que autorice recursos para el muro que México rehusó pagar.
Pero también una advertencia a los centroamericanos acerca de que, si ingresan ilegalmente a la Unión Americana, no sólo los van a devolver, sino que los van a separar de sus hijos.
Del tema hablamos con el diputado del PRD Agustín Basave, presidente de la Segunda Comisión de la Permanente.
“Es un acto abominable, una atrocidad de Trump que use a los niños como carne de cañón. No tiene madre. En buen castellano, es una gringadera.
“Veintiún niños son mexicanos. Es un agravio. Debemos ser firmes. Llamar a consultas al embajador de México en Washington. Una especie de retiro temporal, como forma de protesta”, sugirió.
Y remató: “Decir que la gran mayoría son centroamericanos tampoco. Son seres humanos, ¡son niños, carajo!”.