Google enfrenta acusaciones por manipular el mercado con tácticas anticompetitivas.
Una vez más, el sistema publicitario de Google está bajo escrutinio tras ser acusado por el Departamento de Justicia de EE.UU. de emplear prácticas anticompetitivas.
La compañía ahora debe demostrar que las acusaciones de monopolio ilegal son infundadas y que sus decisiones son simplemente reflejos de estrategias comerciales legítimas que no requieren cambios.
En esta ocasión, se alega que Google ha configurado la industria publicitaria tecnológica para operar en beneficio propio.
Según el Departamento de Justicia (DOJ), Google ha implementado barreras que impiden la competencia y limitan la independencia de los editores.
“Las reglas están establecidas de modo que todos los caminos conduzcan de nuevo a Google”, afirmó la abogada del DOJ, Julia Tarver Wood.
El DOJ argumenta que Google ha monopolizado tres áreas clave: las herramientas para editores, un segmento de herramientas para anunciantes y los mercados de intercambio de anuncios.
Esto ha resultado en que los clientes de Google enfrenten precios elevados y herramientas de menor calidad, dado que la compañía no tiene incentivos para innovar o mejorar, al no tener competidores reales.
Además, se menciona que Google ha adoptado estrategias anticompetitivas para mantener su posición dominante, incluyendo la adquisición de empresas emergentes y el desarrollo de nuevas funciones que limitan la competencia.
Google y las Tácticas Anticompetitivas
La empresa ha sido capaz de dictar sus propias reglas, dejando a los clientes sin otra opción que aceptarlas, especialmente en lo que respecta a su servidor de anuncios para editores.
El Departamento de Justicia sostiene que cuando surge un producto amenazante, Google no duda en adquirirlo.
La empresa sostiene que estas adquisiciones benefician el sistema al hacerlo más eficiente, aunque el DOJ argumenta que simplemente eliminan la competencia.
En la actualidad, Google está defendiendo su caso con testimonios, incluidos los de anunciantes del gobierno federal, para resaltar los beneficios de sus productos. Su abogado espera concluir la defensa pronto, antes de que el DOJ presente su contraargumentación.
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Google mantiene que su éxito y adquisiciones son legales y necesarias para mejorar sus servicios, y recalca que la Corte Suprema no obliga a las empresas a colaborar con sus rivales.
Tras dos derrotas antimonopolio relacionadas con su motor de búsqueda y la Play Store, Google busca revertir esta tendencia en el juicio actual.
No obstante, la evidencia presentada, como correos electrónicos internos de 2016, muestra que Google era consciente de su influencia dominante en el mercado publicitario. La decisión final ahora depende de la jueza.