Francisco Lemus | Twitter: @PacoJLemus
Dicen que lo prohibido es más atractivo, si es cierto, las prohibiciones carecen de sentido; pero nadie se atrevería afirmar que ahora la comida chatarra será más atractiva para los niños si se prohíbe su venta. Porque ya es bastante atractiva gracias al constante bombardeo publicitario.
Celebrada por la mayoría de los mexicanos -tal vez con algo de hipocresía- la medida que prohíbe la venta de comida chatarra a los niños de Oaxaca, se muestra como un avance en un país donde la obesidad infantil ya era una pandemia desde hace poco más de una década. Obesidad que para nada es sinónimo de buena alimentación.
Los chistes acerca de policías requisando a los menores o del contrabando de chatarra no se han hecho esperar; y claro, quién puede monitorear al cumplimiento cabal de la regla.
Aunque a mucha gente le gusta fantasear con el autoritarismo del Estado, y la posibilidad de que todo sea sancionable por éste, por ejemplo, el uso obligatorio de cubrebocas. La realidad es que los poderes del Estado de imponer su autoridad a toda costa son bastante limitados, prueba de ello es la imposibilidad de terminar con el problema del narcotráfico.
Aun así, la medida es positiva porque el Estado, a través de su principal representante: el gobierno, está señalando que alimentar a niños con harinas y azúcares en exceso no es adecuado, y por ello debe ser sancionado. Será en realidad obligación de todos hacer efectiva la regla, tanto de tenderos, como de padres de familia y de empresas -aunque no les agrade-.
El mensaje es claro y está llegando a todos los hogares. Renegar de que el Estado no vaya a poner un policía en cada tienda para vigilar que no haya pequeños infractores de la ley, es un despropósito; pero se abre la posibilidad de la sanción a quien flagrantemente incumpla con la ley.
Desde luego esto puede tener implicaciones económicas, ¿pero acaso ser un país de gente obesa, vulnerable a más enfermedades no las tiene? Las empresas que venden chatarra ven por sus intereses económicos, el Estado mexicano debe velar por los intereses nacionales, y una crisis de salud pública por obesidad será un obstáculo para el desarrollo de México.
Censurar, sólo como punto de partida del debate
El principal objetivo de estas medidas, como las de la censura en casos de violencia de género o discursos que incitan al odio, es que la cultura se vaya modificando, por medio de un cambio en la percepción que todos tenemos de estos temas. Más allá de las prohibiciones y la censura es necesaria la pedagogía, y los medios de comunicación masiva serán fundamentales para ello.
Hace unos meses resonó la noticia de la salida del clásico “Lo que el viento se llevó” (1939) de la plataforma de streaming de HBO, esto por la forma en la que representa el esclavismo como una situación agradable para los afroamericanos. Incluso hubo actores afroamericanos que criticaron la medida, y apelaron justamente al debate y la pedagogía por encima de la eliminación.
En el futuro desde luego lo mejor es la conciencia y el pleno conocimiento de las razones para prohibir o censurar. Pero en una sociedad de masas, en la que pocas veces los consumidores están dispuestos a informarse para emitir una opinión con conocimiento, las medidas de tipo autoritario pueden ser un buen detonante. Un medio, más nunca el fin.
Aún con los niños el debate es posible y necesario, pero entre nosotros mismos, ¿cuántos padres discuten cada decisión con sus hijos?
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