La historia de la ensambladora automotriz de la empresa china FAW que, aunque anunciada para Michoacán, nunca fue realidad
Morelia, Michoacán.- Hace 16 años el entonces presidente de la República Mexicana, Felipe Calderón Hinojosa, colocó la primera piedra de la que sería la planta automotriz china con capital de inversión mayoritariamente mexicano en Zinapécuaro, Michoacán: la ensambladora pionera de FAW (First Automobile Works Group) en el país.
Fue el 23 de noviembre de 2007 cuando se anunciaba la construcción del complejo de producción automotora, cuyo plan de trabajo había recibido la Secretaría de Economía a mediados de ese mismo año, autorizando la importación de aproximadamente cinco mil vehículos de los modelos F1, F4 y F5, entre otros, los cuales arribaron a México a través del Puerto de Lázaro Cárdenas en aquel octubre.
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Grupo Salinas Motors consiguió la exención del pago del arancel del 50 por ciento del valor de cada unidad china importada, ya que el precio impuesto al consumidor resultaría incosteable y poco competitivo; en cambio, FAW construiría una ensambladora entre 2009 y 2010 para la comercialización en tiendas Elektra y Banco Azteca, abasteciendo primero al mercado nacional y después a Centro y Sudamérica.
Así, los automóviles costarían entre los 69 mil y los 114 mil pesos, es decir, resultarían muy económicos, sin sacrificar los buenos estándares de calidad de la marca.
Las expectativas que motivó la noticia surgían también en torno al impacto directo en el ámbito socioeconómico y el entorno urbano de la armadora, pensada para fabricar alrededor de 100 mil autos anualmente, por la creación de cerca de cuatro mil empleos directos y hasta 20 mil indirectos en los límites de los municipios michoacanos de Zinapécuaro, Álvaro Obregón y Queréndaro, cercanos a Morelia, la capital del estado.
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Es decir, tendría una ubicación estratégica en la población llamada Estación Queréndaro, aledaña al Aeropuerto Internacional “General Francisco J. Mújica”, las autopistas Ciudad de México-Guadalajara y Morelia-Aeropuerto, así como las vías del ferrocarril que parten desde el puerto de Lázaro Cárdenas.
No obstante, hacia el año en que comenzaría la edificación, la primera piedra había sido removida y la marca extranjera notificó la cancelación del proyecto por 150 millones de dólares, con el argumento de la crisis financiera mundial; pero se dice que el motivo principal fue el desplome comercial tras las quejas de quienes adquirieron las unidades de importación, por la falta de refacciones, la mala calidad y seguridad vehicular y el deficiente servicio en los talleres.
Con información de medios nacionales.