Exploran el impacto del estrés hídrico en países de Latinoamérica y sus proyecciones futuras.
Ciudad de México.-Estudios científicos han analizado las crisis de agua en diversas áreas de Latinoamérica, identificando numerosas ciudades y naciones afectadas por lo que se denomina “estrés hídrico”.
Se estima que en 25 años, la mitad de la población mundial residirá en áreas con escasez de agua, incluyendo América Latina.
Países como México, Uruguay y Chile han experimentado sequías severas, lo que ha llevado a clasificar estas situaciones como “estrés hídrico”, una medida de la relación entre la demanda y disponibilidad de agua.
En Latinoamérica, se proyecta que la demanda de agua aumentará un 43 por ciento para 2050, cifra que duplica el crecimiento promedio global estimado entre 20 y 25 por ciento.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) atribuye este incremento a tres factores principales: aumento poblacional y migratorio, expansión agrícola e incremento de actividades industriales. Aunque estos factores no son exclusivos de América Latina, en este continente se desarrollan a un ritmo más acelerado.
El cambio climático también está exacerbando la situación, con un incremento en temperaturas y sequías, afectando el suministro de agua.
El estrés hídrico podría generar mayores desigualdades y afectar la nutrición al reducir el agua disponible para la agricultura. Además, el consumo de agua contaminada y la falta de higiene pueden deteriorar la salud pública.
La escasez de agua también puede impactar el desarrollo económico, como se observó con la interrupción del tráfico en el Canal de Panamá debido a sequías, y afectar la generación de energía en centrales hidroeléctricas, evidenciado por la crisis en Ecuador que llevó al gobierno a racionar electricidad.
De acuerdo con el World Resources Institute, actualmente, 25 países enfrentan un estrés hídrico extremo, con Chile como el único país latinoamericano en esta categoría.
Sin embargo, se espera que para 2050 y 2080, países como México y Perú se sumen a Chile en los niveles más altos de estrés hídrico.
Estas proyecciones son un llamado a intensificar los esfuerzos contra el cambio climático para mitigar sus efectos devastadores.