Descubre cómo las estafas con tarjetas de regalo se han convertido en una herramienta favorita para los delincuentes.
En Estados Unidos, los esfuerzos regulatorios se han intensificado para combatir el fraude en todas sus formas. Sin embargo, las tarjetas de regalo, disponibles fácilmente en farmacias y supermercados, han pasado desapercibidas por los reguladores hasta que el problema escaló considerablemente. Estas tarjetas, que son tan anónimas y portátiles como el efectivo, se han convertido en una herramienta ideal para el ciberdelito.
Empresas como Amazon y Apple ofrecen estas tarjetas, que aunque facilitan las transacciones, también han creado oportunidades para los estafadores debido a su escaso control.
Los estafadores, al apoderarse del código de la tarjeta, pueden gastar el dinero de los consumidores en compras en línea o en tiendas físicas, empleando a intermediarios o ‘mulas’ para realizar las compras.
Según datos de la Comisión Federal de Comercio, más de 100 consumidores reportaron pérdidas significativas por estas estafas entre 2021 y 2023, con montos superiores a los 400 mil dólares. Las compañías de tarjetas de regalo, por su parte, carecen de registros sobre el total de pérdidas financieras que sufren los consumidores a manos de los estafadores.
Los reguladores dependen principalmente de los testimonios de las víctimas para estimar las pérdidas, pero muchos afectados, especialmente personas mayores, no denuncian por miedo a consecuencias familiares o sociales.
El mercado de tarjetas de regalo sigue creciendo rápidamente, transformando los puntos de venta en efectivas vallas publicitarias.
“No quieres que haya fricción al hacer regalos”, afirma Ben Jackson, de la Innovative Payments Association. La falta de regulación permite que las tarjetas de circuito abierto se usen en cualquier lugar acepten tarjetas de débito o crédito, y en algunos casos, incluso se pueden recargar.
Aunque algunos estados han intentado legislar para que los minoristas adviertan a los consumidores, los esfuerzos han sido limitados, con la excepción de Nueva Jersey. Sin embargo, se requieren medidas más robustas como límites de velocidad o geovallado para combatir eficazmente este tipo de fraudes.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades, las redes globales de estafadores han encontrado en las tarjetas de regalo un medio más eficaz que las criptomonedas para cometer fraudes.
Los minoristas, por su parte, no pueden determinar si el poseedor de la tarjeta es el comprador original, un receptor legítimo, un estafador o alguien que adquirió la tarjeta en el mercado negro.
En algunos casos, los delincuentes incluso reportan el robo de las tarjetas para obtener nuevos números y seguir operando en el anonimato. Así, las tarjetas de regalo se han convertido en una herramienta casi perfecta para el crimen.