Descubre la historia del espía mexicano en Cuba que usaba música para comunicarse con la CIA.
Ciudad de México.-El 5 de septiembre de 1969, a las diez de la mañana, una señal musical mexicana resonó en el barrio de Miramar, La Habana, Cuba, desde un radio transmisor en la casa de Humberto Carillo y Colón, agregado de prensa de la Embajada de México.
La música de mariachi, con trompetas y violines, marcó el inicio de una transmisión crítica. La música cesó y una voz, que había estado comunicando en secreto con Humberto, sonó nerviosa por primera vez en más de un año. El mensaje era claro y urgente:
“Msj. treinta y tres. Destruye todo, equipo y papeles inmediatamente, esto es por razones de seguridad, toma tus medidas de precaución, pero mantén una rutina normal para no llamar la atención. Tú sabes de la situación. Recuerdos, Enrique”.
Humberto, un periodista transformado en diplomático por la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, había sido reclutado por la CIA para espiar al gobierno de Fidel Castro durante un tenso período de relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Durante meses, Humberto recibió y envió mensajes codificados, acompañados por melodías de canciones como “La Paloma” o “Cielito Lindo”. Esta operación de espionaje fue parte de un conflicto más amplio que involucraba a varios actores internacionales.
Dos días antes del último mensaje, el presidente de México había sido informado por la contrainteligencia cubana sobre la infiltración de Humberto.
El embajador de México en Cuba, Miguel Covián Pérez, fue alertado y, a pesar de la gravedad de la situación, no se tomaron medidas inmediatas.
Esto permitió que la CIA advirtiera a Humberto, aunque demasiado tarde. Cuando las autoridades cubanas sellaron su casa el 5 de septiembre, Humberto ya había sido llevado a un lugar seguro por el embajador.
La historia de Humberto Carillo y Colón es una ventana a los oscuros días de la diplomacia y el espionaje en la Guerra Fría, revelada gracias a la desclasificación de documentos y testimonios de involucrados.
Aunque el gobierno mexicano nunca confirmó abiertamente estas operaciones, la evidencia sugiere una trama de intrigas y secretos que involucra a un periodista mexicano en el corazón de Cuba.
Con información de Milenio