El próximo primero de diciembre es la fecha marcada por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para que el nuevo Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, asuma el poder político de la Nación. Desde el año 2006 peleó esta posibilidad y después de tres intentos y 18 años lo logró.
Su camino al poder no fue fácil, pero una marca política personal consolidada y el incumplimiento de promesas de parte de otras marcas políticas, le facilitaron demasiado las cosas.
Este hombre de 65 años de edad y proveniente de la izquierda política, tomará la responsabilidad de gobernar México y no lo hará sólo; en las elecciones federales del pasado primero de julio, ganó prácticamente todo el país. El Congreso de la Unión -conformado por la Cámara de Diputados Federales y la Cámara de Senadores-, lo tiene bajo su control con una mayoría de posiciones, y esto le da un poder insólito y no visto desde la época en la que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), gobernó el sistema político de forma hegemónica.
Sin duda, esto le ayudará para implantar lo que ha denominado La Cuarta Transformación, ya que tendrá la posibilidad de hacer los cambios necesarios al propio Sistema Político Mexicano para aterrizar su visión, programas y un estilo personal de gobernar. Sin embargo, tanto poder en las manos de una persona y de su grupo político, también puede degenerar en autocracia, y ese es uno de los temores que ha comenzado a permear entre académicos, analistas y algunos medios de comunicación del país.
Andrés Manuel López Obrador es “Presidente Electo”, lo que significa que aún no tiene la posibilidad de ejercer el poder de manera formal, pero en los hechos, lo ejerce con plena fuerza desde el momento en el que ganó las elecciones. En México, el periodo de transición es largo (cinco meses) y todas estas semanas le han servido a López Obrador para operar y generar cambios legislativos desde el Congreso de la Unión, tendientes a favorecer los seis años que estará en la Presidencia.
Los cambios legislativos han sido posibles, porque los diputados y los senadores del Partido Movimiento de Regeneración Nacional -el Partido de López Obrador-, ya iniciaron funciones desde hace varias semanas y lo hicieron con fuerza.
Así se viven los días previos a la llegada de Andrés Manuel López Obrador y parecería algo normal; pero las cosas no se perciben así en el país. El Presidente electo, ha venido mostrando ya pinceladas de lo que será su gobierno, sobre todo de su estilo personal de gobernar, y varias cosas ya no son compatibles con aquello que prometió en campaña, lo cual ha encendido el mal humor en las redes sociales de los detractores de este personaje.
Me parece normal que un Presidente que recién llega al poder, busque implantar lo suyo, un régimen de gobierno propio y porque no, uno que le permita acrecentar y conservar el poder. Para la ciencia política esto es algo normal. Es decir, un gobernante con toda naturalidad opera a su favor para implantar una forma de vida y una forma de orden propio, que provenga de un conjunto institucionalizado de principios, normas y reglas. Esta forma de vida, permite que los ciudadanos embeban al nuevo gobernante. El conflicto viene cuando además de implantar un régimen de gobierno, se trata de cambiar en poco tiempo el Sistema Político, es decir, modificar o cambiar las instituciones políticas, los procesos políticos y los contenidos de las decisiones políticas.
Esto último no es tan simple, por lo menos no en tan poco tiempo, porque México ha tenido un Sistema Político matizado con visiones políticas de derecha y de centro izquierda, que en realidad ya han sido asimiladas por una buena parte de los 128 millones de mexicanos.
Así es como se ven las cosas a pocos días de la llegada de López Obrador al poder. En la práctica y con varios errores hasta el momento, ha iniciado cambios al régimen político y con astucia, pero a tropezones, se están operando cambios desde el Poder Legislativo Federal tendientes a modificar el Sistema Político. Esto lo está desgastando ya, y aún no asume el poder.
* El autor es: politólogo, neuromercadólogo, abogado y comunicador.
@christian_gtz