Nunca pasó por la cabeza de los morenos la posibilidad de la tercera ronda
Los senadores de Morena y sus aliados, incluidos el PRI y el PVEM, se faltaron al respeto. Les importó más el capricho del hombre de Palacio que hacer valer la Constitución y las leyes.
Se sirvieron de un ardid barato para que Rosario Piedra Ibarra, la candidata del Presidente, rindiera protesta como titular de la CNDH.
De paso chamaquearon a los ingenuos panistas que se tragaron completita la historia de que, a propuesta de Ricardo Monreal, se iba a realizar una tercera votación con la terna del pasado jueves, integrada por Arturo Peimbert y José de Jesús Orozco.
Llegaron incluso a un acuerdo dentro de la bancada azul: cada senador de ese partido iba a mostrar al pleno su voto cuando pasara a la urna transparente que nunca se instaló.
Los azules le bajaron incluso a la intensidad de las protestas, después de que el coordinador de la bancada de Morena hiciera el anuncio. “Vamos a demostrar que no somos tramposos, ni rateros”, expuso muy orondo, en tribuna.
Tarde se dieron cuenta los panistas de que los habían rebasado por la izquierda. Hasta entonces volvieron a subirle. Ocuparon la tribuna con la intención de evitar que impusieran a la ombudsperson carnala. Inútil.
*Fue el engaño maestro. Nunca pasó por la cabeza de los morenos la posibilidad de la tercera ronda. Monreal dio color cuando dijo que los integrantes de su bancada votarían libremente. Sonó extraño. No era necesario.
Ahí empezaron las sospechas que confirmamos cuando la priista Claudia Ruiz Massieu dijo que el PRI votaría contra una tercera ronda. Pedía la reposición de todo el procedimiento para sacar una nueva terna, a sabiendas de que eso no iba a ocurrir.
Una maniobra para no aparecer subordinados a Morena.
En el Senado se rompió la confianza. Es lo más grave en este sainete. A Monreal se le va a complicar la tarea de construir acuerdos. Mantuvo el invicto, pero a un precio muy alto.
Ya lo verá.
*En el debate quedó claro que el pasado jueves 116 senadores pasaron a la urna transparente para elegir titular de la CNDH.
La mayoría calificada que requería Piedra era de 77 votos y medio. Obtuvo 76. No podía rendir protesta, de acuerdo con la Carta Magna. De todas maneras lo hizo.
La bronca es que los morenos y sus aliados avalaron la tesis de que los votos nulos o en blanco no cuentan. Cuestionable.
Una de las intervenciones que aportaron al debate fue la del priista Jorge Carlos Ramírez Marín.
“En nuestra opinión había 116 senadores. Eso sube el umbral de la mayoría calificada, que en otra parte de la Mesa Directiva había 114…
“El reglamento dice perfectamente que si en la votación no se alcanza el quórum, se suspende la sesión. En otras palabras, voto es quórum. Por lo tanto, debería tomarse en cuenta el voto nulo…”.
Hasta ahí, de acuerdo con el priista. Pero disentimos cuando justificó el voto en contra de la 3ª ronda. “Repetir la votación haría todavía más ilegal lo que hicimos el pasado jueves… El proceso debe reponerse desde el principio”.
La postura del tricolor ayudó a que no se realizara esa tercera
votación, ni se repusiera el proceso. A lo único que contribuyó es a que
se hiciera la voluntad del Presidente.
*El debate fue ríspido. Llovieron descalificaciones, ofensas, amagos, gritos, interrupciones, alusiones personales.
Al “senador suplente”, Ricardo Moreno, no le gustó que la panista Kenia López hablara de “robo” de votos para alcanzar la mayoría calificada que Piedra requería.
En medio de gritos de aprobación, Moreno dijo que en su grupo hay muchos que quieren sacarla de la Presidencia de la Comisión de Derechos Humanos.
Kenia reviró: “No amaguen con eso. El día que quieran pueden cambiar las comisiones (tienen mayoría). Pero la realidad no la van a poder cambiar… Nos vemos en el 21”.
Monreal, siempre conciliador, se calentó en la tribuna. “¡Que poca madre!”, soltó, al recordar el episodio en el que los panistas exhibieron un video para “probar” que había depositado doble voto el pasado jueves.
Los azules se precipitaron. Tuvieron que reconocerlo.