Descubre cómo una correcta higiene del sueño puede prevenir trastornos y promover tu bienestar.
La importancia del sueño no puede ser subestimada, ya que constituye una función vital para la salud y bienestar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 40% de la población mundial no descansa adecuadamente, enfrentándose a trastornos como apneas, síndrome de piernas inquietas o sonambulismo.
De esta cifra, menos del 20% recibe un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Con motivo del Día mundial del sueño, celebrado el 15 de marzo, expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destacaron los beneficios de un sueño de calidad y compartieron consejos para mejorar el descanso.
Enfermedades por Trastornos del Sueño
Pilar Durán Hernández, neurobióloga de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, resaltó que dormir bien, junto con una alimentación balanceada y ejercicio regular, reduce el riesgo de padecer enfermedades como hipertensión, diabetes y obesidad.
La especialista hizo hincapié en que el sueño no solo es un placer, sino que es esencial para mantener un buen estado de salud a lo largo de la vida. Durante el sueño, el cerebro se mantiene activo, y se llevan a cabo importantes cambios hormonales, metabólicos y bioquímicos.
Durán Hernández señaló que la duración del sueño varía a lo largo de la vida. Los recién nacidos duermen cerca de la mitad del tiempo, lo cual es crucial para el desarrollo de su sistema nervioso.
Los adolescentes necesitan entre siete y nueve horas de sueño, mientras que los adultos pueden requerir menos, pero es fundamental que sea un descanso efectivo.
Dormir de forma incorrecta puede provocar trastornos del sueño y afectar el sistema inmune, así como las capacidades cognitivas.
Además, los desórdenes del sueño pueden ser causados por factores externos y aunque generalmente no comprometen la calidad de vida, pueden ser indicativos de problemas más graves si persisten.
El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede afectar negativamente la salud y el ciclo circadiano, llevando a problemas como el síndrome metabólico y diabetes tipo 2. La exposición prolongada a pantallas reduce la secreción de melatonina e incrementa los niveles de cortisol, lo que resulta en un despertar fatigado.
Prevensión
Para prevenir estos problemas, es recomendable crear un ambiente propicio para el sueño en el dormitorio, establecer horarios regulares de sueño y evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse.
Los niños deben limitar el uso de pantallas tres horas antes de dormir, mientras que los adultos deberían hacerlo media hora previa. Además, se sugiere evitar estimulantes y optar por actividades relajantes antes de acostarse.
En resumen, un sueño reparador es clave para la salud y existen estrategias efectivas para asegurar un descanso adecuado y prevenir trastornos del sueño.