En una entrevista íntima, Alejandra Guzmán comparte cómo ha superado los desafíos con fortaleza y apoyo médico .
Alejandra Guzmán, destacada cantante mexicana e hija de Enrique Guzmán y Silvia Pinal, ambos íconos del espectáculo, ha logrado una notable trayectoria en la música; Durante una entrevista en el Día Internacional de la Mujer, Alejandra habló sobre las adversidades que ha superado con el apoyo de profesionales de la salud.
“Veía a mis padres y copiaba. Yo tenía 3 o 4 años y ya bailaba atrás de la primera puesta de la obra musical Mame.
Fue un acierto que mi madre me mandara a ballet, prepararme y tener disciplina. Si llevaba los pelos parados, no entraba. Con las zapatillas sucias tampoco. Me ponían límites.
Hasta hoy soy muy ordenada. Llevó 36 años de gira. No creo que muchos lo aguanten”, compartió con la revista TVNotas.
“No fui una niña que pusieron a trabajar. Mi madre decía: ‘Termina la preparatoria si quieres hacer esto’.
Estudié ballet desde los 6. Cuando llegué a Fresas con crema, lo hice con alto nivel de baile.
En la segunda puesta de Mame hice mi debut teatral. Empecé como bailarina. Después me fui a la música.
Le dije no a la actuada. Mis padres siempre se dedicaron a esto. Lo traigo en las venas”, añadió Alejandra.
En su vida personal, Alejandra ha enfrentado momentos difíciles: “Medito, lloro, escribo. He dejado muchas cosas en el camino. A veces hay que hacer sacrificios y ver qué te sirve y qué no. Trato de ser honesta conmigo misma y pedir ayuda. Prefiero tomar un antidepresivo que hacer una estupidez. Soy muy espiritual. Creo en Dios, en un poder superior, pero no en una religión”.
“En algunas ocasiones, ser una figura pública es muy negativo. Cuesta trabajo, porque se ha vuelto muy duro el trato de la prensa conmigo. Me digo: ‘Dios mío, si fuera lo que dicen, pasaría otra cosa’.
Durante 12 años viví momentos complicados porque me inyectaron polímeros. Tuve muchas broncas con las caderas, con las pompas, pero con la edad, ¡jamás! Tengo muchos motivos para estar viva y dar gracias. Lo que antes me hacía llorar, ahora me da risa”.
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Alejandra también reflexionó sobre los cambios en su vida: “‘Más sabe el diablo por viejo…’ Mis prioridades han cambiado. Los amigos igual. Me he liberado de gente que me chupaba la energía. Hoy sé bien quién está y quién no en mi vida. Dejé un costal de cosas pesadas en el momento en que pude. También es lección de vida”.
Sobre su vida amorosa, señaló: “Claro que he tenido amores. Creo que vivo en plenitud, hasta en el amor. Qué bueno que tuve a mi hija Frida en el mejor momento de mi carrera. No me arrepiento. Las cosas que he hecho, las he hecho por amor. He creído en gente que no debía. Ya aprendí a no confiar. Hoy tomo mis decisiones y eso es empoderarse. Soy independiente”.
“Estoy sola desde hace tiempo, pero así es mejor. Me amo a mí misma. Tengo otras prioridades. Prefiero comer que cog… Cuando tienes pareja no tienes la libertad de sentirte libre”.
Finalmente, Alejandra habló sobre la pérdida de su madre y cómo ha enfrentado el duelo: “Al principio no lo creía. Lloré mucho. Empecé a escribir. Estoy con un terapeuta y un neuropsiquiatra.
Ahora estoy tranquila. En diciembre me pegó horrible, cuando empecé a hacer el pavo y recordé mis Navidades divinas con ella.
En Año nuevo dije: ‘Año nuevo, vida nueva’. Siempre me ha ayudado bailar y ser activa. Soy muy hiperactiva. Quedarme quieta es lo más difícil.
Ahora con mi madre estoy bien. Le pido cosas hasta donde está. A veces la siento. En el escenario siempre le pido por todo”.