Francisco Lemus | Twitter y Threads: @PacoJLemus
Sin posibilidades de triunfo, la oposición sólo asistirá a las elecciones con miras a obtener lo más que alcance en términos de posiciones que le permitan negociar con el gobierno morenista, y claro, llevarse una lanita de esa que en época de elecciones inunda las calles de un país jodido pero con políticos que siguen y seguirán siendo adinerados.
Teniendo todas las condiciones para garantizar la continuidad de su gobierno, Morena tiene poco que temer de los adversarios, se podría decir que su principal riesgo está en sus propios cuadros, que empiecen a desbandarse o caer en la indisciplina si sienten que no recibieron lo que merecían.
Por su parte la oposición, esa sí que tiene problemas, pues de todos sus candidatos no logra hacer uno, sin embargo, el show mediático alimenta a noticieros y editorialistas, a la vez que les da algunos dividendos políticos.
Para un político que ya va de salida como Santiago Creel, esta es la oportunidad de hacer ruido y volverse a ubicar en el mapa político, del que fueron los mismos poderes mediáticos los que lo borraron, sólo hay que recordar cómo se ganó la animadversión de las televisoras tras criticar la denominada “Ley Televisa” de 2006, la cual aseguró que aprobaron en un “clima de presión”.
Por su parte Xóchitl Gálvez, al igual que a su colega Josefina Vázquez Mota, la lanzan a sabiendas de que va a perder, por lo que pueden permitirle locuras como decir que su origen es el trotskismo o que es indígena, seguramente pronto dirá que es feminista y está a favor de los derechos plenos de sus congéneres, cosa que el PAN jamás defenderá.
Pero este tipo de personajes representan lo mejor de la oposición en realidad, pero seguramente los siguientes años servirán para alimentar un discurso más radical, estridente, que muchos estarán ávidos de escuchar al ir identificando a un gobierno de “izquierda” como el origen de todos sus males.
Siguiendo el estilo de los simpatizantes más radicales de Donald Trump dentro del partido republicano estadounidense, seguramente el PAN y el PRI (porque el PRD ni para eso sirve) alimentarán discursos de extrema derecha como ya lo han hecho a través de Lilly Téllez y América Rangel, que al igual que la extrema derecha gringa, atacan a un comunismo que solo vive en sus cabezas.
Contrario a lo que afirman muchos simpatizantes -por no llamarles apologetas- de Morena, lejos de que la cultura política mexicana vaya avanzando, la realidad es que las posturas se están radicalizando, pero desde la ignorancia y el fanatismo.
Y el gran problema de que esto suceda radica en que el fanatismo no genera militantes críticos, crea seguidores ciegos, que estarán dispuestos a holgar tanto como les sea posible sus valores y moral, porque del otro lado está un enemigo al que hay que aniquilar, literalmente si es necesario.
Esto es sumamente peligroso para el país, pues entonces prácticamente todo será legal en aras de obtener un objetivo. Robar, defraudar, mentir, violentar y si es necesario: asesinar, todo sea porque triunfe mi proyecto, porque si no lo hago yo, lo hará el de enfrente. Eso es lo que en realidad está sucediendo, se están generando fanáticos de un lado y del otro.
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Fanáticos que por defender sus ideas estarán dispuesto a todo. Desafortunadamente eso no sólo no abona a la cultura política, atenta contra la viabilidad del Estado mismo, el cual de por sí, como ya hemos atestiguado, está bastante maltrecho.
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