El conflicto político que vive Brasil con la presidenta, Dilma Rousseff, y su juicio político que le interpuso la Cámara de Diputados, además de la epidemia del virus del Zika y la crisis económica ponen a temblar la buena realización de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
La inauguración de la fiesta deportiva mundial, se realizará el próximo 5 de agosto en el Estadio Maracaná en Río de Janeiro; y serán 17 días de competencias hasta concluir el 21 de agosto próximo.
Los Juegos Olímpicos de Río serán los primeros en Sudamérica, además de ser los segundos en América Latina, después de los realizados en México ’68.
El Comité Olímpico Internacional (COI), asegura, no cree que el tema político de aquel país afecte a la realización del evento, “entraron en una fase muy operativa en la que este tipo de asuntos políticos influyen mucho menos que en otras etapas de la organización de los Juegos Olímpicos” comentó un portavoz del COI.
La vigésimo octava edición de la justa olímpica contará con 42 disciplinas deportivas, incluidas el golf y el rugby, por lo que se espera una participación de 10 mil 500 atletas de 206 países con un total de 306 pruebas, 136 femeniles, más 161 masculinas y 9 mixtas.
La fiesta deportiva que se realiza cada cuatro años que se vivirá en Brasil, será bajo un ambiente de incertidumbre en lo político, social y de salud pública, situación que hace temblar a los organizadores.
Los principales problemas que atraviesan a los Juegos Olímpicos, son los asuntos políticos, la vida en las favelas; el Estadio Maracaná está muy cerca de uno de estos vecindarios y por si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha declarado una epidemia mundial por el tema del virus del Zika, lo cual también puede afectar seriamente a Río 2016.
Sin embargo de acuerdo con la información del Comité Olímpico Internacional (COI) a pesar de los problemas en la región de Río de Janeiro, la mayoría de los hoteles están reservados casi en su totalidad y lo positivo, no han sufrido cancelaciones hasta el momento.
Por si fuera poco, el desempleo le está pegando duro al país sudamericano y es que el desempleo aumentó un 40.1%, lo cual deja a 10.3 millones de personas sin una forma de ganarse la vida.
Preocupa el virus del Zika
El virus del Zika, en los últimos meses ha creado una gran preocupación para los protagonistas de Brasil 2016, aunado a la alerta de epidemia que mandó la OMS.
Aunque algunos de los países participantes, ya mandaron recomendaciones, pues varios de los deportes son en aguas abiertas, y temen a que la picadura del mosquito afecte a sus competidores.
Potencias mundiales como Estados Unidos, han propuesto a sus atletas el considerar no participar por este virus. Kenia y España ya consideran no mandar a sus atletas a Río.
Para combatirlo, Brasil sacó una aplicación para teléfonos inteligentes donde podrán encontrar información acerca del virus y sus recomendaciones. La app incluye datos de hospitales y GPS para acudir a zonas de emergencia.
Según los organizadores del Comité Olímpico Internacional (COI), los Juegos no deben verse afectados por la crisis actual política, social y de salud que vive Brasil.
Los Juegos Olímpicos ante conflictos
En la historia de los Juegos Olímpicos han existido conflictos que tratado de empañar su razón de ser que es la unión y fraternidad de todos los países del mundo a través del deporte, en donde todos, sin importar raza, religión o color, tienen la posibilidad de participar de igual forma.
En 1968, un mes antes de la inauguración de los Juegos, el dos de octubre, una masacre de estudiantes, sacudió a la ciudad de México. El presidente en aquel año era Gustavo Díaz Ordaz, que se lavó las manos el día de la inauguración comentando “aquí nada pasó”.
En 1972, cuatro años después, un atentado terrorista fue ocurrido mientras los Juegos se celebraban, once miembros de la delegación Israelí fueron secuestrados y asesinados por miembros de Septiembre Negro al tener un rescate fallido.
Ahora en Brasil 2016, el juicio político contra Rousseff ha encadenado cientos de disturbios esperando a que la destituyan de su cargo, poniendo un alto a la corrupción de aquel país.