En estos días de austeridad republicana me he acordado mucho de las palabras del fallecido presidente francés François Mitterrand, socialista probado que ya está en los libros de historia: “El talento debe ser recompensado”.
No podría estar más de acuerdo, aunque sé que admitirlo es políticamente incorrecto.
La moda en esta época de la cuarta transformación son los ingresos modestos. Morena propondrá que la dieta mensual neta de los senadores sea de 90 mil pesos, en lugar de los 300 mil que hoy llegan a ganar, según Juan Zepeda, legislador electo del PRD.
Al mexiquense le parece que la reducción que proponen los morenos no es suficiente para hablar de austeridad.
Dice que la dieta debe quedar en 40 mil pesos brutos al mes “y que se agarren esos que dicen que no les alcanza…”.
Es la subasta de quién da menos.
Es cierto que los abusos y excesos deben ser eliminados.
En el Senado abundan. En San Lázaro también. Han sido documentados ampliamente por los reporteros de la fuente.
Hay fondos de apoyo a la gestión ciudadana, pagos a presidentes y secretarios de comisiones, respaldo a “atención ciudadana”… Sería una aberración mantener esos privilegios.
Pero no hay que irse al extremo de tener que vivir al día para presumir dignidad.
En las cámaras se necesita a los mejores, los más preparados, los que pueden darnos las leyes y reformas que levanten a este país.
Pero una dieta tan baja es desmotivante. Los que pueden dar más no se interesarían en un escaño o una curul. Buscarían irse a la iniciativa privada. Suena mal, pero es así.
- En el PRD hay desilusión, tristeza, desencanto en lo que queda de la tropa. Los militantes miran impotentes cómo las ambiciones de los jefes de las distintas “tribus” se disputan los retazos del partido.
La humillante derrota del pasado primero de julio no parece haber servido de nada.
A los dirigentes sólo les importan los pocos cargos y prerrogativas que les tocan.
Empecemos por Alianza Democrática Nacional (ADN), la corriente que controla los órganos del partido, y por su cuestionado líder, Héctor Bautista.
Este hombre es como Gabino Barrera. No entiende razones. Ha sido sordo a las advertencias, incluso de sus compañeros de expresión.
Una y otra vez le advirtieron de los riesgos de poner como coordinador de la bancada del PRD en San Lázaro a Ricardo Gallardo, un hombre con antecedentes penales y sin ningún conocimiento de la vida parlamentaria.
No sólo no escuchó y lo hizo coordinador, sino que está aferrado a hacerlo gobernador de San Luis Potosí, asegura Garganta Amarilla.
Los Chuchos, ellos, quieren una elección interna para renovar la dirigencia. Piensan que de esa manera van a recuperar el control del partido.
Vanguardia Progresista, de Miguel Mancera y Héctor Serrano, creen que pueden tomar ventaja con las coordinaciones en las cámaras.
El exjefe de Gobierno será coordinador de los senadores del PRD, partido al que no pertenece, durante los dos primeros años de la Legislatura.
El tercero y cuarto año, el jefe de la bancada será Juan Zepeda, de ADN; y el quinto y sexto, otra vez Mancera.
El controvertido Héctor Serrano será jefe de la bancada amarilla en San Lázaro el tercer año de la Legislatura. El segundo mandará una mujer: Verónica Juárez, de Nueva Izquierda.
Los Galileos, de Guadalupe Acosta, dicen que si no forman parte del control del partido, se van y forman otro, sin importarles la división de la izquierda.
“Las corrientes actúan como siempre: para favorecer a los suyos, el partido les vale madre”, sintetiza Garganta Amarilla.
Hay una historia más que ilustra las incongruencias en el PRD. Nos cuentan que cuando Juan Zepeda, de ADN, se enteró de que Mancera iba a coordinar al grupo, amenazó con renunciar a la senaduría y dar paso a su suplente.
No le pareció aceptable que el exjefe de Gobierno, quien llegó al Senado por las listas del PAN, y ha desdeñado una y otra vez al PRD, se convirtiera en el jefe de la bancada.
Pero sus compañeros lo convencieron de que se quedara en la Cámara alta.
Así las cosas en el partido que en 2006 estuvo a décimas de ganar la elección presidencial.
- Muchas reacciones por el dictamen de jubilación anticipada —que la CFE dice que no es— de Carlos Alberto Fuentes Coello, 45 años, hijo de Víctor Fuentes, líder del SUTERM.
El documento, cuya copia está en poder del reportero, fue publicado ayer este espacio. Dice que el “trabajador” Fuentes Coello, cuyo registro de empleado es el 83190, se va con una “pensión vitalicia” de seis mil 660 pesos diarios.
Pero también con una prima legal de antigüedad de siete millones 156 mil 880 pesos.
El dictamen, en papel membretado y con número 20/2018 JUB ANT, trae al calce los nombres de Enrique Humberto Jiménez Vázquez, gerente de Relaciones Laborales de la Comisión, y Laura María Pérez López, de la Oficina de Dictámenes.
No trae la rúbrica del director de la CFE, Jaime Hernández.
Al filo de las seis de la tarde nos llamó el vocero de la Comisión, José Luis Leyva. Nos dijo que se hizo una revisión documental en expedientes físicos y en el sistema.
“No se encontró ningún dictamen o predictamen de jubilación anticipada. Probablemente, se trata de una solicitud”, subrayó.
Por ningún lado esto parece una solicitud, sino una autorización.
Juzgue usted. El punto tres, inciso c, del documento, dice textual:
“Solicito la jubilación anticipada el propio trabajador, misma que autorizó el director general de la CFE, con la facultad que le otorga el Acuerdo Número CUARENTA Y OCHO/2003 de la Junta de Gobierno de la Comisión Federal de Electricidad.”·
La fuente que nos hizo llegar es impecable. Ayer reiteró después de la llamada de Leyva: “No tengas dudas. Es auténtico”.
Saque usted la conclusión.