El auditor Superior de la Federación, David Colmenares, salió al paso de las versiones que lo ubican en una terraza bebiendo vino con Rosario Robles, antes de que la guardaran en Santa Martha Acatitla. “No tomo vino, me da pavor el azúcar”, nos dijo mordaz.
Ya más serio, precisó que en lo que va del año, la exsecretaria de Estado nunca solicitó verlo, ni fue a la Auditoria o pidió audiencia.
Lo que sí nos confirmó es que del 15 de marzo del 2018 a la fecha, la ASF ha presentado 63 denuncias penales por observaciones no solventadas por un monto de tres mil 595 millones pesos.
De esas denuncias, diez corresponden a Sedatu y Sedesol con instituciones educativas de nivel superior y de comunicación estatales. Están relacionadas con la llamada Estafa Maestra.
Involucran al sistema quintanarroense de Comunicación Social, la televisora de Hermosillo y a la Universidad Politécnica de Chiapas, pero también a la Universidad Politécnica Francisco I. Madero, a la Universidad Politécnica de Quintana Roo, a Radio y Televisión Hidalgo y a la Universidad Autónoma de Zacatecas
Tres más son contra Sagarpa y hay una contra Pemex.
No relacionada con las mencionadas secretarias hay otra denuncia al Instituto Tecnológico de Comalcalco, en Tabasco. El dictamen de una más, a la Universidad Intercultural de Sinaloa, está en revisión.
De paso nos informó que la ASF trabaja en un convenio con la Secretaría de Relaciones Exteriores para dar seguimiento a los recursos que se van a canalizar a América Central.
El pasado mes de junio, López Obrador se comprometió a apoyar con100 millones de dólares a El Salvador como parte del plan para disminuir la emigración hacia Estados Unidos.
El Presidente mexicano prometió apoyar con otros 30 millones de dólares a Honduras para la creación de 20 mil empleos.
¿Y a los que aquí echó a la calle la despiadada austeridad republicana? Es pregunta.
* Es curioso que habiendo tantos jueces, el caso Rosario Robles le haya sido asignado nada menos que al sobrino de Dolores Padierna, esposa de El señor de las ligas.
Felipe de Jesús Delgadillo Padierna —así se llama el sobrino— mandó a la cárcel a la extitular de Sedesol y Sedatu por un delito que no es grave: ejercicio indebido del servicio público.
El juez tenía una gama de medidas cautelares para aplicar a Rosario, pero se inclinó por la más severa: prisión preventiva justificada.
Argumentó que la exsecretaria de Estado se podía fugar porque presentó una licencia que no tenía la misma dirección que el resto de sus documentos personales.
Yo no tengo duda que Delgadillo Padierna “jugó para la tribuna”, como le reprochó la acusada ya al final de la audiencia.
Quizá —dice la voz del pueblo— hasta consumó una venganza por el episodio de las ligas que le costó a Bejarano, esposo de Dolores, ocho meses de prisión, luego de que en 2004 fuera captado en las oficinas de Carlos Ahumada, entonces pareja de Rosario, recibiendo paquetes de billetes asegurados con ligas que metía en un portafolios.
No me trago los dichos de Dolores en el sentido de que el caso se le asignó a su sobrino al azar. Me hace más sentido la frase de Franklin Roosvelt de que “en política, nada ocurre por casualidad”.
Y el caso Robles, sin prejuzgar sobre su culpabilidad o inocencia, tiene un trasfondo político.
El juez debió haberse excusado de enjuiciar a la exsecretaria de Peña, por su parentesco con la diputada de Morena. Pero eso, al parecer, es demasiado pedir.
* La senadora Lilly Téllez se descartó como aspirante a la sucesión de la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich. “No está en mi interés personal, ni profesional”, escribió en Twitter.
Es un mensaje a los que aseguran que trae una guerra fratricida con la exvelocista Ana Guevara, titular de la Conade, por la candidatura de Morena al gobierno de esa entidad. “Alfonso Durazo sería un buen gobernador”, puntualizó la conductora de TV.