Jesús Seade viajó de emergencia a Washington para fijar postura sobre los polémicos attachés del Departamento del Trabajo, que Estados Unidos pretende enviar a México para que supervisen —“apoyen”, dicen allá— la democracia sindical y el cumplimiento del T-MEC.
El tamaño de esa chamba no le impidió darse un tiempo para contestar, en un desafortunado twitter, a los críticos señalamientos que hizo el periodista Carlos Loret de Mola sobre el supuesto “madruguete” —así lo llamo Seade la víspera— de los gringos en el tema de los agregados laborales.
El mensaje del subsecretario para América del Norte, negociador en jefe del T-MEC, no estuvo a la altura del alto cargo que desempeña. No sólo descalifica al periodista, sino que refleja ardor y desesperación.
“Loretito, como muchos te dicen y ahora entiendo por qué, pierdes una tras otra, pero sabes cómo seguir distorsionando y mintiendo, no me quiero ni imaginar qué te mueve”.
Seade se arrepintió de haber reaccionado a bote pronto.
Más tarde escribió otro mensaje en el que tuvo el valor de enmendar lo que había escrito. “Respeto mucho a tu gremio y no me gusta el tuit hostil que te mandé”, admitió.
El tuit de Loret que hizo perder los estribos a Seade dice, textual:
“El truco: EEUU manda una carta a México diciendo que los “agregados” (inspectores) se van a portar bien. Pero lo que pesa legalmente es el “Implementing Bill”, no esta cartita diseñada para salvar a Jesús Seade después de su gentil comportamiento con EEUU”.
La “cartita” a la que se refiere Loret es de Robert E. Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos.
Dice, textual:
“Este personal no serán inspectores de trabajo y cumplirán con todas las leyes mexicanas relevantes. La Administración incluyó lenguaje en la legislación de implementación de USMCA (T-MEC por sus siglas en inglés) que autoriza hasta cinco agregados del Departamento del Trabajo para trabajar con sus contrapartes, con trabajadores y grupos de la sociedad civil mexicanos…”.
¿Trabajar con sus contrapartes mexicanos? ¿En qué?
* -¿Los agregados laborales entrarán a México? —preguntamos al senador Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena en la Cámara alta.
-No entran —repuso, tajante.
-Pero el presidente López Obrador dijo que la controversia se resolvería como siempre se ha hecho: con diálogo —insistimos.
-Sí, es un asunto entre Ejecutivos y México ya ha fijado su posición. Seade lo expresó. El canciller también —puntualizó.
Vía WhatsApp interrogamos a uno de los más reconocidos especialistas en el tema de las relaciones de Estados Unidos y México: el excanciller Jorge Castañeda.
“Se los abrocharon. Los gringos a los mexicanos. Pero los mexicanos lo sabían perfectamente”, nos dijo.
-¿Hay forma de sustentar que los mexicanos sí sabían?
-No, pero el documento de los demócratas con todo esto se hizo público. Todo el mundo lo leyó —remató El Güero.
A Castañeda no le falta razón. El diario The Wall Street Journal editorializó sobre el tema:
“Los sindicatos maltrataron a México para permitir un nuevo proceso de aplicación que les dará a los sindicatos estadunidenses una nueva forma de inmiscuirse en las disputas laborales mexicanas”.
Y luego dicen que no hay injerencia…
* El espíritu de Torquemada se apoderó de los morenos. El Santo Oficio de la nueva Inquisición, rebautizado como Comisión de Honestidad de ese partido, solicitó la expulsión de la senadora Lilly Téllez de la bancada de Morena.
“No es protagonista del cambio verdadero (militante afiliada de Morena); es evidente que no comparte, respeta ni representa lo establecido en los documentos básicos de Morena”, dice la resolución de la citada Comisión.
Hacia las siete de la noche Téllez no había sido notificada de su expulsión. “Me enteré por Reforma. Varios senadores me escribieron para solidarizarse conmigo”, nos dijo.
Añadió: “Entiendo que legalmente el partido no puede hacer eso con la bancada, pero acataré lo que diga Monreal”.